miércoles, 28 de diciembre de 2011

La contracultura norteamericana de la segunda mitad del siglo XX

Como última entrada en el blog de este año, colocaré un trabajo que entregué el semestre pasado para la clase de Teoría de la Historia, impartida por el profesor Ernesto Schettino Maimone. En este ensayo trato de hacer un análisis de los movimientos contraculturales de los años cincuenta y sesenta del siglo XX enfocándome en los grupos beatniks, rockers y hippies de Estados Unidos y México. Para ello, sigo un poco la estructura dialéctica propuesta por Marx en la que se estudia la economía, la política, la sociedad y, haciendo más énfasis, en la cultura especialmente para hacer un análisis desde la Historia Cultural y no de la Historia Política y Social. Espero les guste este escrito y exhortándolos a dejar un comentario o sugerencia al final. ¡Felices fiestas!



Los grupos contraculturales en Estados Unidos y México (1950-1970):
Beatniks, Rockeros y Hippies.




Introducción
Durante los años sesenta y setenta del siglo XX se dieron muchos cambios en el pensamiento político, social y académico a nivel mundial gracias a los movimientos estudiantil-juveniles que sucedieron en este periodo. Podríamos decir que hasta cierto grado también hubo una revolución en la que la historiografía sufre cambios drásticos; éstos tienen un antecedente en los años cincuenta donde muchos historiadores comienzan a formar especializaciones en diversos campos históricos.

            En la Tercera Reunión de Historiadores Mexicanos (realizada en Oaxtepec en 1969), se analizaron las nuevas propuestas de investigación histórica en México y Norteamérica. Jean Meyer declaró en una conferencia llamada “Historia de la vida social”[1] que gracias a los nuevos trabajos sociológicos y antropológicos que hubo en este periodo, los historiadores aprovecharon  para escribir la historia desde otro punto de vista: las relaciones sociales del pasado. Entre éstas podemos señalar los vínculos con la economía, la religión, las mentalidades, la mujer y el trabajo y como se relacionaban con la vida cotidiana de la gente de antaño, rompiendo el esquema historiográfico establecido desde antes en la que la política y el Estado eran los únicos sujetos de la Historia.

            El nuevo enfoque que se daba era interpretar la Historia en base a movimientos sociales, sus repercusiones y manifestaciones en la sociedad, lo que quedó de ellos. Para este trabajo, decidí seguir este modelo de interpretación sobre un hecho histórico que marca este cambio en el estudio de la historia y de la sociedad actual: los movimientos contraculturales y sus expresiones en las décadas de 1950 a 1970 en Estados Unidos y México, específicamente resaltando las agrupaciones y representaciones de la realidad que tenían los beatniks, los rockeros y los hippies, las influencias que tuvieron y los antecedentes que llevaron a que una generación reprimida se manifestara contra lo establecido. Básicamente se hace una comparación de cómo es que nuestro vecino del norte tiene un avance mucho más progresivo en cuanto al pensamiento de la gente que en México y lo mucho que costó el poder abrir nuevos espacios para la juventud. Esperando que el texto le deje aunque sea una mínima impresión o conocimiento sobre la contracultura y que sea del agrado del lector.


I. Antecedentes políticos, económicos y sociales (1950).
Después de la Segunda Guerra Mundial, la geopolítica europea cambió radicalmente con el establecimiento de nuevos bloques sociales: el capitalista, con su máximo representante, Estados Unidos, y el social-comunista encabezado por la Unión de Repúblicas Soviéticas Sociales (URSS). La gente quedó marcada por el miedo a nuevos ataques violentos o nucleares como los ocurridos en Hiroshima y Nagasaki, además de tener una ideología en la que “si no se seguía lo establecido por los líderes de cada bando político, podía haber represalias contra ellos”.

            A partir de la década de 1950 se marcó en los bloques bipolares una crisis entre ellos, pues los capitalistas entraban en una nueva batalla contra los comunistas: la Guerra de Vietnam traería nuevas consecuencias favorables para la economía de países como Estados Unidos, Inglaterra y Francia. La crisis que el país norteamericano tuvo en mayor medida fue la disputa con Cuba, pues al darse la Revolución con Fidel Castro se rompen relaciones diplomáticas con la isla ocasionando la perdida de gran parte de la producción económica norteamericana y territorios propiedad de la nación angloparlante. Aunque ésta no resultó afectada gravemente, pues para este periodo se incrementaba la denominada “sociedad de masas”, aquella que consumía productos derivados del desarrollo tecnológico de las guerras y que, por supuesto, aumentaba la economía del país levantándola como una potencia mundial a nivel monetario.

            Por otro lado, la sociedad capitalista se encontraba en un ámbito en el que el Estado, el puritanismo o alto grado de religiosidad cristiana y la familia monogámica entraban en una decadencia en su estructura, pues el primero se desmoronaba debido a la corrupción que había internamente en su organización; por otro lado, la familia quería mantenerse apegada a la religiosidad del cristianismo (en sus diversas variantes: católicos, luteranos, mormones, presbiteranos, etc.) por lo que  el canon establecido para ellas era: padre trabajador y activo, madre ama de casa, fiel al marido y pasiva ante las decisiones del hombre y, no necesariamente, tener un hijo y una hija que se mantuvieran bien vestidos y peinados que pensaran únicamente en la escuela y obedecer fielmente a los padres sin discutir decisiones o inquietudes. Básicamente podemos decir que esta sociedad buscaba mantenerse en un conservadurismo extremo, en el que nada se cambiaba a no ser que el hombre (máxima muestra del machismo) tomara la decisión. Estas ideas, en conjunto a la creciente economía basada en un ataque militar, serían los que desencadenaran una serie de manifestaciones contra la represión que vivían.


a) Estados Unidos
Las características sociales mencionadas arriba son las que sucedían en mayor medida en Estados Unidos. Esta potencia monetaria expandió sus ideas económicas a Latinoamérica y Europa con lo que ayudó a que en esos territorios se comenzara un avance económico en base a las intervenciones militares que había en Vietnam.

            El Estado estadounidense se encontraba, como ya mencionamos, en el bloque capitalista y se manifestaba contra las ideas comunistas que llegaran a sus dominios. Esto se ve ejemplificado con el movimiento encabezado por el senador Joseph McCarthy, al dirigir entre 1950 y 1956 una cacería de brujas, es decir, capturar y encarcelar a todo aquel que simpatizara con la ideología del social-comunismo que predominaba en la URSS.

            La economía, por otro lado, se incrementaba gracias a la producción de mercancía derivada de la tecnología militar. Entre estos productos se encontraba el refrigerador, la lavadora (que funcionaba a través de fuerza centrifuga), la aplicación de elementos de guerra al automóvil para mayor eficacia, etcétera. Pero hubo dos elementos que, sin duda, ampliarían el consumo de la gente: la energía eléctrica (para hacer funcionar sus aparatos) y por supuesto, el televisor. A través de este medio se promocionaban gran parte de productos ampliando el mercado capitalista.

            Los medios de comunicación influyeron muchísimo a la sociedad: la radio fue perdiendo gran relevancia, ya que su competencia (el cine y la televisión) tenían más seguidores al proyectar imágenes al espectador. En la pantalla grande se pasaban películas en las que se mostraba a una sociedad extremadamente conservadora, siguiendo los cánones establecidos para las familias y la indumentaria para cada género, es decir, lo predominante en esta sociedad fueron los “valores” puritanos, el autoritarismo machista y la ortodoxia en la familia.[2]

            Como vemos la sociedad se mantenía en una idea, como ya mencionamos, de un conservadurismo extremo manejado por el capitalismo militante del Estado. Muchas de estas ideas llegarían a México, por lo que en esta época encontraremos similitudes entre estos dos países a nivel político, económico y social.


b) México
La situación en nuestro país se había estabilizado después de la llamada “institucionalización de la Revolución Mexicana”, al crearse el partido político que “defendía los ideales del movimiento iniciado en 1910”: el Partido de la Revolución Institucional (PRI, en sus siglas tan conocidas) en la década de 1940. También en este periodo se reguló la situación en cuanto al petróleo nacionalizado por el presidente Cárdenas, se abatió la reforma agraria, los “obreros fueron domesticados y se desmanteló la educación socialista”.[3]

             Para la mitad del siglo XX hay en el país un ideal de modernización, de ponerse a la vanguardia en cuanto a la economía y a la urbanización de México. Esto se concretó en el sexenio de Miguel Alemán, quien apoyó la construcción de Ciudad Universitaria en la que se mostraban las nuevas formas arquitectónicas inigualables a las existentes en el Distrito Federal.

            Durante el gobierno de Adolfo López Mateos se “restauró la unidad nacional que era amenazada por el capitalismo y el socialismo, además de los choques ideológicos que había por la Cuba de Castro”.[4] Se iniciaba un crecimiento económico que apoyaba a las clases medias, al que se le denominó como “Milagro mexicano” que, sin más, fue una época donde hubo un desarrollo que colocó a México en la lista de los países en desarrollo. De allí que se eligiera como sede de los Juegos Olímpicos de 1968 debido a la entrada del comercio extranjero y al nivel económico que incrementaba.

            Por otro lado, la sociedad se encontraba apegada estrechamente con el catolicismo, se mantenía al igual que su vecino del Norte en una “sociedad de masas”. La innovación tecnológica tardó un poco en llegar, pero no tanto como para no dejarse influenciar por los medios de comunicación; la televisión mexicana en sus inicios se preocupó por educar a la gente y llevar la cultura a aquellos que contaban con este aparato, pero como muy pocos tenían la debida atención para entender lo que hablaban los locutores (como el programa que tenía José Vasconcelos, Diálogos mexicanos) el Telesistema Mexicano buscó una nueva programación que atendiera a la mayor parte de la población, la TV de consumo.

            La gente seguía el modelo de familia estadounidense y también el de género, pues veía en el hombre como único que tomaba decisiones y trabajador, la esposa sumisa y dependiente de él y los hijos (los que podían) estudiaban o laboraban para ayudar al sustento familiar. El cine representó a esta sociedad de diversas formas, pero quizá las películas más representativas fueron Nosotros los pobres, Ustedes los ricos y Los Olvidados, ésta última censurada y criticada por diversas personalidades por mostrar “un lado crudo del México moderno”, lo que el Estado nunca quiso presentar a nivel nacional e internacional.

            Por último, vemos que esta sociedad de mediados del siglo XX se encuentra muy apegada a lo establecido por Estados Unidos, en la que comienza a tener un incremento económico pero en base a un conservadurismo social, es decir, que las cosas se encontraban “bien” y que no debían tener un cambio. Estas ideas que el Estado inculcaba a la gente motivaron a que la juventud reprimida de la generación siguiente se propusiera a cambiar a la sociedad, que se abriera la mentalidad de las personas en pro de un cambio. Los jóvenes se reunirían en grupos manifestándose de diversas formas: en marchas, en la música e incluso en el cine, manifestaciones que según varios autores han llamado como contraculturales, tema que ampliaremos en nuestro apartado siguiente.


II. ¿Qué es la contracultura?
Como lo mencionamos líneas arriba, las generaciones nacientes entre 1940 y 1960 se desarrollaron en un ambiente en el que la represión, el machismo y el conservadurismo predominaban en la sociedad. Estos jóvenes, al estar en niveles de educación como la Universidad o preparatorias, se dieron cuenta de la necesidad de un cambio en su entorno, que se manifestara contra los ideales impuestos por los países líderes de los bloques mundiales. Estas expresiones se comenzaron a dar entre los años de 1955 a 1970 en las que predominaron la poesía y la música para expresar el repudio al gobierno y al ataque por parte de Estados Unidos a Vietnam: los llamados movimientos contraculturales.

            Podríamos definir a la contracultura como aquellas manifestaciones sociales y artísticas juveniles que se oponían a los ideales impuestos por el Estado como el imperialismo, el autoritarismo, la pulcritud de la familia monogámica y la sociedad de consumo.[5] Para Ruiz Aja, la contracultura:

Persigue el máximo de libertad en todos los ámbitos y sentidos posibles: en lo político es anarquista, en lo sexual propugna romper con los tabúes y sentimiento de culpa; en lo social trata de instaurar unas relaciones más abiertas, espontáneas y auténticas; en las actitudes personales rompe con los convencionalismos y los valores materialistas de la sociedad de consumo; en el modo de conocer la realidad explora otras formas no-racionales; en lo religioso busca una espiritualidad no-institucional, sin intermediarios entre el hombre y la totalidad […]. También persigue la autorrealización. Se pretende conseguir la felicidad aquí (en la Tierra) y ahora; se potencia por tanto, el juego, el gozo, el vitalismo, la espontaneidad del sentimiento, el júbilo y la pasión.[6]

            Cabe señalarse que este término ha sido mal traducido pues deriva de dos vocablos ingleses en el que counter es igual a contrapeso o equilibrio y against, contra por lo que en inglés significa “el intento de equilibrar la cultura occidental compensándola en aquellos aspectos que están en declive”.[7]            

Los movimientos contraculturales se dieron en mayor medida en países donde se incrementaba la producción económica como Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Checoslovaquia y, por supuesto, México como máximo representante en Latinoamérica.   

      En la contracultura se unían jóvenes de distintas clases sociales, lo cual significó una unión de ideales y no económicos ni políticos. Estas expresiones, incluso, innovaron al imponer una nueva moda en la que la mezclilla (ropa que usualmente usaban los obreros) predominó en esta época entre todos, fueras hombre o mujer.

            Como vemos, el término contracultura se refiere a las expresiones y movimientos que se encontraban en contra de la sociedad de “masas” y que inculcaban valores en gran medida conservadores. Los grupos juveniles que tuvieron mayor relevancia en su pensamiento y en sus manifestaciones artísticas fueron los Beatniks o existencialistas, los Rockeros y los Hippies (que en México adoptarían el nombre de jipitecas en honor al pueblo de Tenochtitlán antes de la conquista española).


III. Beatniks: entre “aullidos” y golpeados.
A mediados de los años 50 del siglo XX en la costa Este de Estados Unidos, se comenzó a denotar un grupo en particular que se pronunciaba en contra de la sociedad y su entorno. Los denominados beats surgen como “un proyecto positivo: explorar el potencial para la liberación del lavado cerebral cultural y político por la vía de la mutación y la ruptura de las estructuras del lenguaje”.[8] El término beat fue tomado de los grandes músicos del jazz de los años treinta y cuarenta, el cual significaba “frustrado”, “golpeado” y fue introducido en el lenguaje cotidiano gracias a un artículo publicado en el New York Magazine en noviembre de 1952, escrito por John Clellon Holmes. Este artículo subraya que el ser beat:

[…] implica la sensación de haber sido utilizado, de estar desnudo. Implica una especie de desnudez de la mente y, en último término, la del alma: una sensación de estar reducido al lecho mismo de la conciencia. En resumen, significa verse empujado sin dramas contra la pared de uno mismo.[9]

            Más que encontrarse desnudo frente al mundo, se sentía reprimido por el entorno en que creció pues las reminiscencias de la Segunda Guerra Mundial, la formación de los bloques bipolares ideológicos y la “sociedad de masas” hacían que el beat no encontrara respuestas claras al entorno en el que se encontraba inmerso. Creían ver la realidad desde una perspectiva distinta y escribir algo libre como las improvisaciones del jazz, una literatura directa, desnuda, confesional, coloquial y provocativa, personal y generacional; una literatura que tocara fondo. Este grupo se auxiliaba de materiales que le servían de inspiración como las anfetaminas, la marihuana y el alcohol.[10]

           La forma de mostrarse con el público era de forma apática (estéticamente hablando) pues generalmente: los hombres llevaban barba en forma de candado y con las camisas fuera de los pantalones; las mujeres regularmente vestidas todas de negro y con una boina en la cabeza para rematar su estilo misterioso. Llevaban unos bongos a todas partes y daban “la impresión de que no les gustaba bañarse”.
            Entre los líderes de este movimiento podemos mencionar a Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Timothy Leary, Neal Cassady, William S. Burroughs, entre otros.


a) Ginsberg y el hinduismo beat
Allen Ginsberg era un judío-americano que para los años cincuenta comenzó a escribir textos que manifestaban un gran descontento a Estados Unidos. Conoció a Jack Kerouac justo antes de escribir su novela En el camino, que fue su obra más destacada. También conoció a Timothy Leary quien era un gran investigador de la Universidad de Harvard y se especializaba en saber lo que las drogas producían a las personas, hasta que fue despedido de tal puesto por haber creado el alucinógeno LSD, divulgándolo entre los jóvenes para poder estudiar sus efectos.

            Quizá el detonante que ayudara a que se proclamaran más jóvenes a favor de los beats fue el poema de Allen Ginsberg llamado “Aullido” que fue leído el 13 de octubre de 1955 en un café de San Francisco donde la gente se congregaba gente para escuchar poesía. Los asistentes a la lectura se encontraron a favor de este escrito al pronunciarse en contra del sistema norteamericano, en especial por la cacería de brujas. Un extracto de este poema lo colocamos a continuación para que el lector pueda notar lo que significó:

He visto las mejores cabezas de mi generación destruidas por la locura, muriendo histéricas y desnudas, arrastrándose por las calles al amanecer […] ¿Qué esfinge de cemento y asfalto abre sus cráneos para devorarles el cerebro y la imaginación? ¡Moloch! ¡Soledad! ¡Suciedad! ¡Deformidad! ¡Moloch! Cuya mente está formada por máquinas ¡Moloch! Cuyos dedos son ejércitos, cuyos ojos son miles de ventanas ciegas, cuyos rascacielos se yerguen en las calles interminables como infinitos Jehovás.[11]

            La influencia de este poema fue tan grande, que la tercera edición de la impresión fue censurada por parte del gobierno estadounidense por ser demasiado violento, además de ser muy irónico y no estar a favor del bloque capitalista.

Los beatniks también se interesaron en las filosofías orientales, en especial del budismo, como la compasión y el perdón. Además dejaban a un lado la idea de que un solo dios pudiera manejar a toda la humanidad.
        
      Con el budismo y el hinduismo, los beats comenzaron a practicar el yoga y otras actividades que “llegaran a la purificación del alma”, cosa que retomaría otro grupo juvenil años después en conciertos masivos en Woodstock, San Francisco.


b) La prensa y el fin de los beats.
Una de las principales revistas que comenzaron a difundir en los adolescentes y la gente parte de la ideología beat fue la revista Mad, subtitulada en sus inicios como “humor en la vena yugular”. Esta publicación tenía toques de sátira y se burlaba de todo el mundo adulto con caricaturas que parecían dibujadas por niños, pero representando acciones políticas, militares o a personajes del Estado. Otra de las publicaciones que causaron gran controversia fue la revista del conejito Playboy, que llevaba la pornografía ligera a las familias de clase media, acompañada de un texto de ideología liberal y que revolucionó la idea del sexo en la gente; estaba llena de imágenes que difícilmente podemos decir “propias” de esa época pues tomaba en cuenta al “hombre como un consumidor superficial presumido y ligero y la mujer como un juguete sexual sin nada de cerebro”.[12]

           Muchos de los participantes beats que estaban en San Francisco decidieron dejar el movimiento beat para poder reacomodarse en las familias de clase media e incluso algunos formaron parte de las filas del conservadurismo. Otros más pensaron en quedarse en un pensamiento liberal que ayudaría a los movimientos de los años sesenta en su lucha por los derechos civiles, estar en contra de la proliferación de las armas nucleares y, considerando la más importante, una apertura hacia la sexualidad. Con esto se dio fin a la corriente de los “golpeados y engañados” para dar paso a jóvenes que se unieron en un mismo género musical: los Rockeros.
           

c) Los beats en México
Este grupo, hemos de mencionar, casi no tuvo una gran afluencia en la década de los cincuenta, sino hasta casi mediados de los años sesenta cuando Sergio Mondragón junto con su esposa Margaret Randall fundaron El corno emplumado, una revista que contenía poesía y dibujos sobre algún tema destacado y contener textos en español y en inglés. Como ejemplo de expresión en México, dejamos un poema titulado Ruptura de la disciplina de Sergio Mondragón escrito en febrero de 1966.

Ruptura de la disciplina

enero y febrero marchan de la mano
marzo los idos de marzo ya se acercan
mientras, la cerveza espumea entre mis fauces
el viento de mi tabaco me enseña una media con el ojo cerrado
me pregunto qué mecanismos inconscientes estoy haciendo trabajar
para ver en el rostro del Maestre una sonrisa aprobatoria
y como de recuerdo,
mientras escribo este poema
mientras oigo a Monk subir los escalones
mientras esta letanía de pianos y maderas
de músicas elásticas esta letanía
chasquea entre mis dedos
como jazz
como liza la fotógrafa
como pieza de ajedrez movida sobre un tablero inmenso
conmigo gira el cosmos
conmigo van de la mano todos los seres innumerables de aquella oración budista
a todas las pasiones, aunque inextinguibles, prometo apagar
mientras, la cerveza se va glú glú por la garganta
mientras, yo me deslizo en la resbaladilla de mi destino
de mi sitio en la rueda
de mi karma sagrado que no me atrevo a romper
que no me atrevo a romper[13]


IV. El Rock and Roll y sus representantes.
A finales de la década de 1950 surgió una nueva revolución pero no en el ámbito social, sino musical: el Rock and Roll aparecía con una fama de mala reputación que le alcanzará a juntar muchos seguidores. Como antecedentes de este nuevo género musical tenemos a los genios del jazz y del blues, además de los cantos góspel (o religiosos) de la comunidad afroamericana. Este nuevo ritmo denotaba letras que no eran conocidos por muchos y que la gente “puritana” se espantaba por los acordes y el mensaje que daba: sexo, pues la palabra rock and roll literalmente significa “hazlo y rueda”, una posición sexual que los cantantes exaltaban en sus letras para poder liberarse de esas ideas conservadoras que había en la sociedad.

            En sus inicios, comenzaron a tocar este nuevo género con canciones algo melosas. Sus exponentes iniciales fueron Bill Halley y sus cometas, con el éxito “Al compás del reloj” que aparecía en la película que llevó el mismo nombre.

            Otros de los exponentes que motivaron a los jóvenes a seguir este movimiento fueron Marlon Brando con la película El Salvaje y James Dean con Rebelde sin Causa, quizá ésta y su personaje principal los de mayor relevancia, pues mostraba cómo un joven tenía que sobrevivir a los modelos sociales establecidos por la sociedad norteamericana. Dean marcó también una moda entre los hombres pues vestía de pantalón de mezclilla, chamarra de cuero y cabello semi largo con patillas, lo que causó el espanto entre la gente conservadora y que los muchachos siguieran esta indumentaria. Entre las mujeres la moda inculcaba las largas faldas con crinolinas, peinados de cola de caballo, calcetas blancas y zapatos tenis o con tacón bajo.

            También hay que declarar que el desarrollo de los medios de comunicación, como la televisión, ayudó a que este nuevo género musical se difundiera transmitiendo varios programas donde se presentaban grupos musicales cantando sus mayores éxitos.  Entre los representantes máximos del rock and roll se encuentran Elvis Presley, los Beatles, los Rolling Stones, The Who?, Bob Dylan, Janis Joplin, The Doors, etcétera.

            El rock abarcaría una época de gran importancia: la década de los sesentas del siglo XX, música que no sólo serviría como manifestación artística pues de igual forma sirvió como medio de expresión contra las medidas establecidas por la sociedad. Su gran competidor sería la música a go-go, que era seca, repetitiva y en ciertos casos sin mucho sentido en cuanto a sus letras.


a) El Rock en Estados Unidos: entre lo cursi y lo rebelde.
Para la nación norteamericana, el rock se encontraría en dos grandes fases: la primera en la que abundaría un rock cursi y rosa, del cual sería seguido en su mayoría por chicas preparatorianas; la segunda fase, en la que este género musical se convierte en un grito de protesta, una muestra de la rebeldía contra todos los adultos declarando que “ser joven es lo máximo”.

            Uno de los grandes líderes e iniciadores del rock fue Elvis Presley que establecía el canon del joven americano: era de cara bonita, blanco, fuerte y todas las chicas jóvenes gritaban por él. También hizo una película que marcó a esta generación protagonizando al Prisionero del Rock. Hemos de decir que muchas de sus canciones muestran la simpatía de la juventud enamorada, las frases cursis y que fascinaban a todos.

            Presley también marco una moda al utilizar trajes lucidos y de varios colores que llamaban la atención por no seguir el esquema del hombre trabajador. Es más, podríamos denominarles trajes exuberantes ya que casi ningún artista se había atrevido a salir a cantar vestido de esa forma.

            Otros de los representantes con mayor fama fueron cuatro jóvenes ingleses originarios de Liverpool, Inglaterra: John Lenon, Paul McCartney, Ringo Star y George Harrison. Eran los Beatles, Goffman describe su impacto de la siguiente manera:

A principios de 1964, el pop-rock enérgico y chispeante de los Beatles que ya producía locura entre las jóvenes fans inglesas, explotó en los Estados Unidos. Era la beatlemanía, mientras las jovencitas gritaban y soñaban, la población adulta al completo dejó de preocuparse de los comunistas para empezar a preocuparse del pelo. Con los medios de comunicación del país comportándose con un frenesí casi igual al de las gritonas, los Beatles aparecieron como cuatro chavales que se hacen bromas entre ellos. Eran rápidos y divertidos en sus entrevistas para la prensa, y como si fueran James Bond del rock, parecían saber conservar la cabeza fría en medio de aquella histeria peligrosa.[14]

Tanta era la importancia de los Beatles que aparecieron en todas las cadenas televisivas de Estados Unidos (no exagerando que sólo eran tres), y su música era transmitida en la mayoría de las estaciones de radio. Sus canciones, en sus inicios, hablaban del amor juvenil y cosas también cursis como “I wanna hold your hand”, “And I love Her”, “Should’ve know better”, “Till there was you” entre otras. Al inicio de esta agrupación John Lennon, junto con su amigo Paul McCartney, cantaban canciones verdaderamente rockeras hasta el momento que firmaron con la disquera, quien les obligó a cantar lo que a ellos les pareciera y mostrarse “como niños bien educados y con trajes negros”, lo único que les dejaron mostrar fue su cabello largo y eso cortado en forma de hongo. Cabe señalar que la verdadera revolución que causaría este grupo sería cuando estuvo activo en el movimiento hippie algunos años después.

            Los Beatles fueron esencialmente el grupo que denotó la chispa para que otros se propusieran a mostrar su música, entre ellos está el grupo de los Rolling Stones que se mostraba de forma salvaje, violenta y contraria a la que sus compatriotas ingleses eran. Otro cantante que destacó en su música fue Bob Dylan quien más por interesarse por lo comercial y tierno, tuvo canciones de protesta como “Like a Rolling Stone” que daba una fuerte crítica a lo que era la lucha entre el capitalismo y el socialismo, además de la urbanización en la clase media donde había un mundo cruel y feo donde había dos opciones: o te quedabas viendo lo que ocurría o te unías a aquello. Otros grupos musicales siguieron la pista de los Stones formando agrupaciones que denotaran canciones altamente elevadas en cuanto a temas como la sexualidad, la rebeldía y la lucha contra el gobierno; entre éstos podemos destacar al vocalista del grupo The Doors, Jim Morrison, que se mostraba en sus conciertos borracho, sin camisa y a veces expresándose de forma violenta. Janis Joplin cantó composiciones en las que defendía la nueva ideología social que se empezaba a dar: el feminismo, su canción más representativa—“Cry baby”—manifiesta su inconformidad contra el lugar que el patriarcado le había dado a las mujeres en la historia.

            Por último, denotamos la importancia que el Rock and Roll tuvo en los años sesentas en Estados Unidos, pues muchas canciones de este género sirvieron como himnos en manifestaciones que se hacían contra la sociedad de la doble moral o “puritana”, el consumismo elevado y la represión.



b) El ¿Rock? mexicano y sus manifestaciones.
En México, no podemos hablar de un buen rocanrol cuando vemos el contexto que se tenía en ese entonces. En la juventud se habían introducido las tradiciones deportivas de Estados Unidos: el futbol americano y las porras de apoyo ingresaron entre las dos grandes instituciones de educación superior del país: la UNAM y el IPN. En esta época daba un gran orgullo el poder decir: “Soy de la Universidad” o “Soy del Poli” pues la gran mayoría de los jóvenes a nivel nacional ni siquiera alcanzaban la educación primaria. Entre los estudiantes era común que la moda estuviera infesta de suéteres amarillos o guindas con grandes escudos para demostrar el amor al alma mater aunque muchos de ellos sólo lo hacían para poder entrar al cine gratis o divertirse entonando un fuerte ¡Gooooya! o un ¡Hueeeelum! para pasar el rato.

            El rock and roll tuvo sus influencias también en México a la llegada de la película Rebelde sin causa, ya que en la Ciudad de México se formaron grupos como los Chicos malos de la Peralvillo, los Nazis de la Portales y los Aztecas de la Narvarte. Estos grupos armaban peleas con otros para defender sus territorios, provocaban irrupciones en fiestas, hacían violaciones tumultuarias, orgías en Acapulco y demás alborotos influenciados por las drogas y el tequila.

            En el ámbito musical los artistas mostraban un lado “fresa” que le quitaba lo interesante a lo que de verdad era el rock. Carlos Monsiváis nos menciona el por qué:

El rock en español es desexualizado, triste, sordo y profesionalmente casto. Invitaciones esforzadas, traducciones lamentables, voces chillonas y mentalidad de quinceañera impaciente. Nos vemos presumida no te puedo aguantar… Todos hablando de hombres ilustres y de Elvis Presley nadie habla jamás… Despeinada ajá ajá… Popotitos no es un primor pero baila que da pavor… Agujetas de color de rosa y un sombrero grande y feo. El sombrero tiene plumas de color azul pastel. ¿Quién le puso sitio a un logro tan divertido?[15]

Precisamente por eso es que el rock en México en los años sesenta fue aburrido, por quitarle lo esencial: lo sexual. Además, los cantantes se mostraban como “niños lindos”: eran blancos, bien vestidos y portados, con cabello corto en el caso de los hombres y las mujeres siguiendo el canon estético femenino seguido en Estados Unidos.

            En la televisión había programas como Josefina y Joaquín y Discotheque Orfeón a Go-Go, donde se dedicaban a impulsar a conjuntos de rock como los Locos del Ritmo que seguían un poco la idea norteamericana de este género musical, aunque no optaron por ponerse un nombre en inglés como lo hicieron otros grupos. También destacan artistas que tuvieron la función de imitar a la mexicana a los artistas estadounidenses: “los Hermanos Carrión fueron los Everly Brothers, Julissa fue la Doris Day mecsicana [sic], Vianey Valdés fue la Brenda Lee y César Costa el Paul Anka del Nopal”.[16]

            Las canciones de los grupos rockeros mexicanos se distinguían por cantar en inglés, incluir escenas de la vida cotidiana, centrarse en asuntos de amor e intentar hacer composiciones originales, aunque no lograban “salirse del sonido y los moldes establecidos por los grupos estadounidenses e ingleses”.[17]

            Para finalizar, vemos que estos grupos rockeros se encaminaron en lo establecido por grupos extranjeros y que en nuestro país se dio un estilo diferente de rock debido al conservadurismo de la gente, quedándose la apertura de la sociedad a temas de tolerancia en una mera utopía.


V. Los hippies y su trascendencia
Después de vivir una época de hombres engañados y de una música que evocaba al acto sexual, los hippies comenzaron a hacer de las suyas comenzando por ser la gran mayoría del barrio de Haight-Ashbury en San Francisco. Este movimiento tuvo como claras influencias a los beatniks y los grupos de rock que abundaron a principios de la década de 1960.

            El movimiento llama la atención al igual que los rockeros al no marcar diferencias entre las clases sociales, los une el rock and roll y las ideas de estar en contra de la moral imperante de la sociedad norteamericana. Ruiz Aja nos dice que:

A esa sociedad puritana y conservadora se la opone el anticonvencionalismo contracultural, que no abarca solamente la esfera de lo sexual, sino que supone un amplio cambio en los valores y actitudes tradicionales […], lleva a descubrir otras tradiciones filosóficas y religiosas que ven al sexo como algo natural (el kamasutra hindú, o los tratados chinos del lecho); o incluso como una vía espiritual de acceso a Dios y de autodesarrollo (en tantra yoga, o yoga del amor).
  […] Frente a esa “racionalidad demente”, la contracultura [hippie] se presenta como una realidad liberadora del cuerpo, que busca su exaltación. Así pues, al exceso de racionalidad se le opone, no sólo la imaginación; sino también la pasión, el instinto, que igualmente conducen a ese erotismo contracultural.[18]

Además de interesarse por las culturas orientales, se fijan en el uso de drogas como un auxilio para llegar al éxtasis y liberarte de las presiones sociales. Estos grupos se caracterizarían por vivir en comunas y no gastar mucho dinero (o sea, no entrar en el juego del bloque capitalista), ya que entre ellos existía el sistema de trueque o simplemente regalaban objetos como collares, ropa, o cosas que ayudaran a caracterizarse como ellos.

            También los hippies manifestaban su repudio a la Guerra de Vietnam y a los soldados que agredían a la gente. Hubo una ocasión en que los hombres fueron convocados por grupos hippies para quemar su cartilla militar y así evitar que fueran a la guerra. Otra característica es que vestían de forma extravagante: usaban muchos colgandijos al cuello, muñecas y tobillos, faldas largas-largas o cortas-corta, cintas en la frente, sombreros, botas, huaraches o de plano descalzos; otros vestían como piratas o de plano usaban disfraces e incluso, a la menor provocación, ellos reaccionaban quitándose la ropa y andar desnudos.[19]

            De igual forma, se interesaban por el rock y sus ídolos fueron John Lenon, los Rolling Stone, Bob Dylan, Janis Joplin, Jimi Hendrix, The Mammas and the Papas entre otros. Incluso los mayores himnos que podemos mencionar fueron las canciones “Imagine” y “Across the Universe” del exBeatle Lenon, donde pronuncia una idea de mundo perfecto donde “todos fueramos hermanos, sin religión y en paz” con una tonada musical entre el hinduismo y lo pacífico (notas producidas gracias al piano y la guitarra).


a) “Hagamos el amor y no la guerra”.
Los hippies retomaron muchas ideas propuestas casi una década antes, como las de Ginsberg y Kerouac. Este grupo pensaba en una utopía mundial, en la que el amor y la paz dominaran en él; estas ideas se compensaban cuando los hippies consumían un poco de drogas alucinógenas (como la marihuana o el LSD) y tenían “viajes” para buscar esta paz entre todos.

            También organizaron eventos masivos en el que se promovía este ideal de amor y paz. Los primeros eventos que tuvieron fueron los denominados “be-ins” o “love-ins” que consistían en conciertos donde exaltaban el amor y la hermandad “combinados con una extensa nube de humo de mota que exhalaban todos”, mientras disfrutaban la música a todo volumen. Los hippies se dedicaban a repartir flores entre los asistentes y predicar las ideas de la filosofía de Oriente, como mantenerse unidos con la naturaleza, con los demás, etcétera.

            El concierto que tuvo mayor afluencia en San Francisco fue precisamente el que se organizó a principios de la década de 1970 en Haigh-Ashbury. En él se convocó a una gran cantidad de gente y músicos, en el que se esperaba que asistieran máximos artistas como los Rolling Stones y los Beatles; desafortunadamente éstos no fueron, lo que haría que tiempo después se lamentaran por haberse perdido tal experiencia. Los Beatles causarían su mayor revolución en la época hippie con el álbum Yellow Submarine, y es precisamente por la canción “Lucy in the Sky with Diamonds” por la que fueron censurados en varios lugares ya que las siglas de esta canción evocan a la droga de mayor consumo en ese entonces: el LSD y la psicodelia. Además, sus canciones evocaban a un llamado para alzar la voz contra la represión y la guerra.

            Los hippies, por supuesto, no fueron bien recibidos por la sociedad. De hecho, “se les difundía como jóvenes mugrosos, holgazanes, parásitos y drogadictos. El gobierno, el Ku Kux Klan y grupos de extrema derecha impulsaron una satanización de éstos para que fueran echados o encarcelados de manera rápida”.[20] El movimiento hippie culminó justo después del evento en Haigh-Ashbury, dándole paso a lo que fue la música Disco, a los punks, a la apertura del pensamiento de la sexualidad y de grupos como la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual y travesti (LGBTTI).


b) Los mugrosos en México.
Si bien ya dijimos que varios grupos de extrema derecha en Estados Unidos no trataban bien a los hippies, México no fue la excepción. Antes que nada debemos hacer la aclaración que no son lo mismo los hippies estadounidenses que los jipitecas mexicanos: los primeros tenían la idea de reformarse con las ideologías orientales y buscar la paz interior. En cambio en México, la juventud se creía la gran maestra de los alucinógenos y hacían un repaso a las grandes culturas prehispánicas que “habían consumido estas drogas antes que ellos”.

            El año que más repudio tuvo hacia esta nueva cultura juvenil fue 1968, que concordó con el movimiento estudiantil. Gustavo Díaz Ordaz, el entonces presidente de México mandó, en un mitin celebrado el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la represión a los jóvenes que hacían una manifestación pacífica. Tres años después Luis Echeverría que era el sucesor de Díaz Ordaz, mandó a reprimir otra manifestación que fue conocida como “El Halconazo del jueves de Corpus”, precisamente porque ese día se conmemoraba la festividad católica del Corpus Christi.[21] Como manifestación a todos estos hechos, se realizó la muestra más grande de jipitecas en México: el Festival de Rock “Piedras Rodantes” de Avándaro. Este concierto se realizó en el Valle de México y albergó a casi 200 mil asistentes que se divertían oyendo rock, echándose un “viaje” y manifestando el “pisanlov” (peace and love).

            También hay que aclarar que los jipitecas no se difundieron en gran medida en la capital de México, se encontraban en gran escala en estados como Oaxaca, siendo más precisos en la Sierra de éste, en el que “buscaban encontrar su paz interior” (como lo proponían las filosofías orientales llegadas a Norteamérica) consumiendo hongos alucinógenos. Su dirigente o profetiza era la india María Sabina, la que les ofrecía estos hongos para su bien.

            Avándaro significó el fin de un grupo que, si bien no estuvo muy presente en México como lo hizo en Estados Unidos, marcó a una generación. También  logró denotar que el sistema de gobierno mexicano no estaba bien organizado y que a través de ellos se pudo legitimizar un poco más el proceso de democratización en México y hacer algo que ningún otro movimiento hizo: darle voz y libertad a la juventud mexicana.



Conclusión: cincuenta años después.
Como vimos a lo largo de este trabajo, las manifestaciones culturales de las décadas de 1950 y 1960 hicieron que se abrieran nuevos espacios—tanto académicos como públicos—en los que los jóvenes pudieran expresarse de diversas formas tanto política como socialmente. De igual forma, apoyaron a una nueva apertura en el pensamiento de la sociedad pues se comenzaron a tocar temas como la sexualidad y la planificación familiar en escuelas, centros de trabajo e incluso en las propias familias.

            Los sesentas lograron que el Estado y los bloques capitalista y socialista dieran la vuelta para ver que la multitud de los jóvenes reprimidos necesitaban un cambio, en el que pudieran tener voz y voto. Para Estados Unidos, se buscaba una revolución de pensamiento que concluyó en una venta de “mentalidades sexuales”; también se dio apertura a que las mujeres encontraran un medio para manifestarse contra las medidas impuestas por los puritanos: se daba el inicio del pensamiento feminista en Norteamérica.

            En México se logró que los jóvenes alcanzaran una edad más joven para ser plenamente ciudadanos, reduciendo de los 21 a los 18 años para tener voz y voto en las elecciones de gobernadores y presidentes. Tardíamente se da un cambio en la mentalidad de la gente en cuanto a la apertura de temas como la sexualidad (aunque, como vemos actualmente, aún se siguen teniendo miedos, tabúes y desinformación en cuanto al sexo). Los lugares donde se vio gran parte del cambio fueron en las ciudades, los centros educativos (destacando el inicio de cambio de mentalidades en la Universidad Nacional Autónoma de México) e instituciones sociales y públicas.

            No resta más que decir que estas transformaciones que se dieron en los años sesentas se han ido desgastando y usado como moda por parte de asociaciones capitalistas, pues de un tiempo para acá la venta de productos retro hizo que la gente comenzara a comprar éstos como un recuerdo del pasado, convirtiendo a grupos como los Beatles en personajes revolucionarios pero sin decir el por qué. Hicieron que los ideales de la contracultura contra la “sociedad de masas” se invirtieran y se incrementara ésta como fue hace cincuenta años. Finalizamos con dos preguntas para hacer reflexionar al lector: ¿Queda alguna huella de aquel pensamiento contracultural en la actualidad? ¿Sirvió de algo el que grupos juveniles de hace medio siglo se manifestaran contra el Estado capitalista, han sido valorados estos movimientos?


Fuentes de Información

Bibliografía

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Hemerografía

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[1] Jean Meyer. “Historia de la vida social”, en: Investigaciones contemporáneas sobre historia de México. Memoria de la Tercera Reunión de Historiadores Mexicanos y Norteamericanos, Oaxtepec, Morelos, 4-7 de noviembre de 1969. México: UNAM, El Colegio de México, Universidad de Texas, 1971. p. 373-406.
[2] Miguel Ángel Gallo T. “Las respuestas sociales a la bipolaridad: los movimientos estudiantiles del 68, la contracultura y las contradicciones al interior del Bloque Soviético”, en: Historia Universal Contemporánea, siglos XX y XXI. Imperialismo, socialismo, globalización. México: Ediciones Quinto Sol, 2006. p. 233.
[3] José Agustín Ramírez. La contracultura en México. La historia y el significado de los rebeldes sin causa, los jipitecas, los punks y las bandas. 2a. ed. México: Random House Mondadori, 2007. p. 9. (DeBolsillo).
[4] Jean Meyer, “México entre 1934 y 1988”, en: Historia de México. Presentación de Felipe Calderón Hinojosa y coordinada por Gisela von Wobeser. México: Fondo de Cultura Económica, Secretaría de Educación Pública, Academia Mexicana de la Historia, 2010. p. 255.
[5] Gallo, Op. cit., p. 240.
[6] Luis Ruiz Aja. La contracultura. ¿Qué fue?, ¿Qué queda? Los movimientos juveniles del ’68 y sus repercusiones socio-políticas en la actualidad. Pról. de Pepa Roma. Madrid: Mandala Ediciones, 2007. p. 59.
[7] Ibídem. p. 47.
[8] Ken Goffman y Dan Joy. La Contracultura a través de los tiempos. De Abraham al acid-house. Pról. de Timothy Leary. Trad.de Fernando González Corugedo. Barcelona: Anagrama, 2005. p. 316. (Crónicas).
[9]Ibídem. p. 317 apud. John Clellon Holmes, “This is the beat generation”. En: The New York Magazine. Noviembre de 1952.
[10] José Agustín. Op. cit., p. 22.
[11]Ruiz. Op. cit. p. 40 apud. Allen Ginsberg. “Aullido”. En: Aullido y selección de poemas de Ginsberg. Selección de Jaime Rosal y Luis Vigil. España: Star, 1971.
[12] Goffman. Op. cit. p. 326
[13] Sergio Mondragón. “Ruptura de la disciplina”, en: El corno emplumado: Dibujos de vida y muerte. Drawings of life and death. Sylvia Swaan, coord. México, D.F., vol. I, 1966. p. 40.
[14] Goffman. Op. cit. p. 348
[15] Carlos Monsiváis. “La naturaleza de la Onda”. En: Amor perdido. 2a. reimpr. México: Ediciones Era, 2005. p. 240
[16] Jose Agustín Ramírez. Op. cit., p. 39.
[17] Maritza Urteaga Castro-Pozo. “De los jipitecas a los punketas. Rock y juventud mexicana desde 1968”. En Feixa, Carles, Fidel Molina y Carles Alsinet (eds.). Movimientos juveniles en América Latina. Pachucos, malandros, punketas. España: Ariel, 2002. p. 45.

[18] Ruiz. Op. cit,. p. 57
[19] José Agustín. Op. cit. p. 67
[20] Ibídem. p. 68
[21] Hecho sucedido el 10 de junio de 1971. Para más detalle sobre estos movimientos Cfr. Elena Poniatowska. La noche de Tlatelolco. Varias ediciones. México: Ediciones Era, 1971. 282 p.