Hablar de Margarita Peña es hablar de inmensas
publicaciones y estudios sobre literatura novohispana, además de una excelente
investigadora de Juan Ruiz de Alarcón en diversos países como China, Alemania,
Inglaterra, Canadá, Estados Unidos y, obviamente, México. Sin embrago, sus escritos
sólo se habían dedicado a la docencia y academia dentro de la Universidad
Nacional Autónoma de México, específicamente en el colegio de Letras Hispánicas
de la Facultad de Filosofía y Letras.
Pero
en esta ocasión no vine a detallarles la vida de esta gran mujer, profesora e
investigadora, sino de un texto que es muy recomendable para aquellos que nos
gusta viajar a través de libros y sueños mágicos. Me refiero a su novela El Amarre, publicado en 2011 por la Coordinación
de Difusión Cultural de la UNAM.
¿Qué
es ese sentimiento que nos hace buscar a alguien en nuestra vida? ¿Por qué los
seres humanos no podemos tolerar el estar solos en el mundo? ¿Acaso debemos
atraer a alguien a como dé lugar? Margarita Peña nos da una opción ante estas
incógnitas que el hombre siempre se ha especulado, en especial cuando uno busca
el tan anhelado amor verdadero que muchas veces confundimos con “gustos físicos
y eróticos”. La autora utiliza a Miranda (una mujer eternamente enamorada de
otro hombre que por diversas razones no le correspondió amorosamente) y a
Alonso (el típico hombre que sólo busca diversión con chicas y luego dejarlas a
su suerte) para describir un rito que se ha utilizado desde hace muchos años:
el amarre amoroso-mágico.
Miranda,
en busca de no pasar una vida solitaria y triste sin la compañía de un hombre,
decide utilizar la magia negra para “amarrar” a Alonso, pareja con la que ha
salido en algunas ocasiones y elige para estar el resto de su vida con él. Sin
embargo, conforme la trama avanza, quien termina “amarrada” es ella pues
comienza a depender de Alonso como si ella no tuviera vida social ni propia.
Peña
nos hace una relato dividido en tres partes: la primera, que es narrada por un
autor omnisciente y detalla las acciones que los personajes van realizando a lo
largo de la trama; en segundo lugar, Miranda toma la batuta de la narración y
describe por sí misma cómo es que se encuentra emocionalmente, sus aventuras,
viajes y demás situaciones hasta que, por último, y pocas veces lo hace, Alonso
describe cómo es que vive junto a Miranda y el gran estorbo que le hace en su
vida aunque, poco a poco se da cuenta que se enamora totalmente de ella
haciendo efecto el amarre que se le hizo.
Además
de esta historia de amor-amarrado, Margarita Peña nos cuenta aventuras que van
desde el Brasil hasta Alemania, del Nuevo Continente al viejo y a través de
ellos se puede ver las largas travesías que la autora ha realizado en su vida
profesional y personal. Nos cuenta con otras voces sus experiencias en Río de
Janeiro hasta la visita que hace a la casa del Varón von Humboldt en Alemania.
En
fin, una novela que vale la pena leerse en esos momentos en los que piensa uno
que la soledad es la única solución a todos sus problemas, levanta el ánimo y
hace que el espíritu se revitalice en la búsqueda del amor perfecto.
Personalmente, Margarita Peña, además de ser mi profesora de literatura
novohispana en la cátedra “Juan Ruiz de Alarcón”, puedo recomendarla como una
académica que defiende que entre la Historia y la Literatura hay unos inmensos
vínculos narrativos, sociales y sentimentales.