A Mariana Medina
Una verdadera fan de la serie
Ismael Espinosa
(@un_vastago)
Hace unas semanas concluyó la serie Mad Men por el canal AMC en Estados Unidos. Recreada en el diverso ambiente de los años sesenta, mantuvo un elevado nivel de raiting a lo largo de sus siete temporadas (más de treinta puntos), algo no tan usual para un programa televisivo con temática “histórica”. Su creador Matthew Weiner ya había tenido un éxito rotundo con una trama previa: The Sopranos (HBO, 1999-2007) de las que escribió la sexta y séptima temporadas, por lo que la calidad de esta serie casi estaba asegurado.
La
historia gira en torno a un hombre conocido como Donald Draper (Jon Hamm),
quien tiene un pasado turbio que puede costarle su libertad como la vida.
Siendo uno de los elementos esenciales para la empresa “Sterling Cooper”
(dedicada al mercadeo y la publicidad), se ve envuelto en disputas, amantes y
conflictos de interés en un mundo donde las cosas debían mantenerse a un orden
establecido. La trama es bastante compleja por lo que me dedicaré a explicar
tres temas relevantes: el contexto histórico, los roles de género y los cambios
sociales que se manifestaron en esta época y fueron explicados de manera muy
apegada a la realidad histórica de ese momento. No es fácil poner en video algo
que no se ha terminado de estudiar incluso en nuestros días pero que es de
vital importancia ya que permean en nuestra vida cotidiana.
El contexto histórico
Mad
Men se desarrolla en una época turbulenta para el mundo, en especial para
los Estados Unidos: la Guerra Fría. Concluida la Segunda Guerra Mundial, este
país se colocó como eje principal de la economía y política global, así como su
parte oriental: la URSS. En una lucha ideológica y tecnológica, la serie
muestra la difusión de un miedo por parte del gobierno estadounidense hacia sus
coetáneos socialistas, esparciendo rumores sobre armas biológicas, bombas
nucleares y atentados terroristas. Es el temor humano lo que se refleja en
estos momentos cuando la gente comienza a salir a las calles en busca de un
empleo que lo haga sobresalir del duelo bélico, cuando las mujeres ya no son
parte de un modelo reglamentario pero deben mantenerse en casa por los tres
hijos que debe cuidar. Los hombres se convierten en personajes de cuello blanco
que laboran en oficinas en los downtons
mientras que la familia espera ansiosa su llegada en los suburbios con una gran
cena.
Mad Men capitaliza estos valores, es
decir, Norteamérica ve en el dinero como una forma de unir familias: entre más
dinero, más vas a ser agradable a la gente. El puritanismo se convierte en un
modelo económico del cual todos quieren ser partícipes pero sólo está destinado
a la gente blanca y de buenas familias. El Mayflower
sigue vigente en la sociedad del siglo XX.
A
pesar de estos nuevos modelos estructurales la guerra vuelve: la democracia
estadounidense se mueve hacia Corea donde se disputan territorios contra los
soviéticos. Don Draper es enviado a combatir en el conflicto durante su
juventud, pero un “error” lo lleva de nuevo a su país. Decide vivir en
California y estudiar en una escuela diurna, donde se prepara para ser un
publicista reconocido. Su talento lo lleva a ser una de las mentes brillantes
del mundo del diseño, pero los vicios lo rodean constantemente, llámese
alcohol, tabaco, mujeres, sexo…
Para
1960 la Guerra de Corea ya había finalizado, pero el miedo hacia el comunismo
seguía creciendo. Kennedy había llegado al poder convirtiéndose en el primer
presidente menor de cuarenta años y católico, algo que nunca se había visto en
la historia norteamericana de ese entonces. Mientras los adelantos tecnológicos
siguen, Cuba se enfrasca en una revolución de la que Estados Unidos vería con
muy malos ojos. En 1961 la invasión a la Bahía de Cochinos crea un temor entre
la ciudadanía sobre la guerra y las armas nucleares, lo que lleva a un embargo
comercial hacia la isla caribeña por más de cincuenta años. Kennedy fue
aplaudido por resguardar la seguridad nacional.
1968
también es un parteaguas para Mad Men
pues los más jóvenes rompen con el establishment
social. No son delincuentes, son estudiantes. No son carroña, son seres humanos
que prefieren “hacer el amor y no la guerra”. Pero son los jóvenes que pueden ir a la universidad y no sufrieron los daños de Corea o el McCartismo. Los casos que muestra son París y
Berkeley, así como los primeros movimientos de negros en el sur del país. Los Beatles y los Rolling Stones no aparecen en pantalla pero son los íconos de una
generación que cambiaron el rumbo de la segunda mitad del siglo XX.
Los roles de género
Si en la guerra la mujer
estadounidense desempeñó un papel importante en todas las labores, la posguerra
la volvería a incluir en su espacio doméstico: se convertía en un objeto de
consumo y que debía apegarse a las leyes del matrimonio. Sin embargo, no todas
optaron por la reclusión al hogar, muchas decidieron seguir laborando en las
oficinas como secretarias o vendedoras de mostrador en las tiendas
departamentales. Por su parte, los varones eran los más destacados en las zonas
de cuello blanco, llegando a ser jefes o tener puestos superiores.
La
publicidad tuvo un papel importante al mostrar en sus imágenes y eslóganes un
prototipo social, y Mad Men colocó un
énfasis especial en ello en supuestas campañas para Avon, maquillaje, pantimedias, bebidas alcohólicas, etc., pero que
inducían a la gente a consumir vorazmente. Peggy Olson (Elisabeth Moss) logra
pasar de una simple secretaria a directora creativa, a pesar de que a muchos
hombres no les agrade la idea de que una mujer les ordene. Ella muestra que
parte de sus experiencias sirven para mostrar a la gente que un producto puede
cambiarle la vida, incluso hacerla sentir especial. Pero no todo es miel sobre
hojuelas para ella, quien sufre acoso y violencia social por el simple hecho de
ser mujer.
Un
aspecto esencial que hizo Mad Men una
serie única fue el incluir a un personaje homosexual: Salvatore Romano (Bryan
Batt), un hombre que se dedica a la ilustración pero que reprime todos sus
deseos sexuales con tal de mantener su estatus en la empresa y en la sociedad.
Durante los años cincuenta y sesenta el miedo y persecución hacia gais y
lesbianas se mantuvo como una forma de protección y seguridad a la nación, pues
eran considerados como “sujetos potencialmente agresivos y delatores” ante la
amenaza comunista. Sin saberlo, los soviéticos opinaban lo mismo sobre los
homosexuales por lo que siempre fueron un blanco de discriminación, rechazo,
injuria y abyección. Sin embargo, Romano —ante la insinuación de un corporativo—
es despedido por no cumplir un mandato superior y escapa hacia la vida
clandestina de los homosexuales neoyorquinos que practicaban el cruising, es decir, mantener relaciones
sexuales con desconocidos en lugares públicos como Central Park o parte del
Greenwich Village. Un fallo de esta serie es cómo tomaron esta parte de la
historia LGBT en 1969, cuando los disturbios de Stonewall dieron pie al
movimiento por los derechos homosexuales. La revolución sexual se hizo
presente, pero no en los medios de la época.
Los cambios sociales
Johnson llevaba las de perder en 1968
ante una guerra fallida e inútil como lo fue Vietnam siendo esta la derrota más
grande para los Estados Unidos. Nixon llega al poder en 1969 con la promesa de
que serían repatriados todos los soldados que permanecían en Asia, pero la
sociedad norteamericana no era la misma.
El
sexo ahora mandaba en los habitantes de la Unión Americana, Playboy convirtió al hombre en un cuerpo
lúdico y a la mujer como una librepensadora que podía decidir por sí misma. Los
negros ya no vivían en los guetos, ahora podían laborar en oficinas e ir a las
escuelas públicas mezclándose con los blancos protestantes, los homosexuales
salieron a las calles, el cine mostró desnudos, Ginsberg era un nuevo gurú en
las letras, el hinduismo ahora se vendía como una puerta a la paz interior. La
moda no era la misma: adiós a las crinolinas y los trajes de franela gris, la
moda eran los colores pastel y las camisas de manga corta. El sexo era
política.
Lo
que logró Mad Men fue eliminar la
trágica imagen de los años sesenta que muchos han destacado. Y no sólo fue
hablar de 1968, que si bien fue un parteaguas mundial —a pesar de los finales
que tuvo, y bien lo sabemos los chilangos con el Movimiento Estudiantil— también
trajo cambios favorecedores. Mad Men
rehumanizó la Historia, le dio vida y la enlazó con cosas con las que tenemos
contacto pero damos por desapercibidas como la publicidad y los productos que
vende, como una simple “Coca Cola”. La serie se convertirá en un referente de
la historia de la televisión y de la cultura pop, ganándose su lugar con un
mérito espectacular. Son más cosas las que se pueden analizar, pero ya será
cuestión del lector/público si decide ver este maravilloso programa.