jueves, 3 de septiembre de 2015

¿Por qué la gente no va al teatro en México?

Escena de "Las Meninas" de
Antonio Buero Vallejo
Muchas veces se ha discutido en círculos intelectuales el porqué la gente no asiste al teatro. Algunos argumentan que los montajes son muy caros para la mayoría de la población, mientras que otros refutan sobre los diversos aspectos culturales que alejan a la gente de poder apreciar una obra. Más precisos: el pueblo mexicano se ha caracterizado por tener un nulo interés por el teatro, siendo una minoría la que asiste a las diversas funciones y conforma el escaso público teatral.
  
          Lo primero que se le viene a uno a la cabeza sobre esta interrogante es ¿necesariamente alguien “culto” debe ir al teatro? No lo creo. Me parece que la gente no tiene la menor predilección en crearse el hábito de ir a ver una obra. En tiempos recientes, el primer acercamiento que muchos tienen a un espectáculo teatral es durante su etapa estudiantil, entre los años de secundaria y los de preparatoria, cuando les casi obligan a ver representaciones con temática histórica, el consumo y adicción a las drogas, sexualidad y embarazos no-deseados, o algo relacionado con la orientación vocacional. Muchas de estas obras tienen un motivo moralizador o con intención juzgadora, y ciertamente a nadie le gusta que lo regañen (mucho menos en público). Otro acercamiento que los jóvenes tienen del teatro es leyendo obras como “Romeo y Julieta” o a los clásicos griegos, pero como no está escrito en un lenguaje similar al de ellos les parece tedioso. Así es como se van alejando más y más. Entonces, ¿cuál es, o debería ser, el esfuerzo del sistema educativo y/o familiar para que los jóvenes vayan al teatro y no lo vean como algo “aburrido”?[1]

Segundo problema: ¿cuánto debe pagar alguien por un boleto? Debemos de aceptar, pues, que la gente siempre se fija en los precios de todo. Y es verdad que la mayoría de los pocos interesados en el teatro recurren a obras comerciales (especialmente cuando se trata de un montaje con artistas de amplio reconocimiento de cine o televisión), por tanto no es un costo simple. De ahí que se ha generalizado a la industria teatral como un servicio de élite, ya que no todos disponen de pagar más de doscientos pesos —aproximadamente— por un lugar de la butaca (y hablo de la zona general). También debemos analizar el caso de las obras subsidiadas por el Estado. Para Luis de Tavira, actual director de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), el costo del boleto en obras que son montadas en recintos del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) no debe ser caro ya que: “El teatro público no se debe cobrar, ya está pagado. El ciudadano lo pagó porque es producido con la riqueza nacional”.[2] Sin embargo, la gran mayoría de las personas desconocen la existencia de los diversos centros culturales y las funciones que ofrecen de manera bastante accesible (treinta pesos). Es el caso de los “Jueves Teatreros” en los que lugares como el Centro Cultural Universitario de la UNAM, el Centro Cultural del Bosque y demás centros del INBA, ofrecen una amplia gama de espectáculos como una forma de acercar a la gente por el gusto teatral.

            Este otro punto es importante: ¿dónde se ubican los recintos teatrales? Pongamos el ejemplo del Distrito Federal, ya que es aquí donde se albergan la mayor parte de los teatros del país (aproximadamente 147 en total). Según el Mapa Interactivo sobre Infraestructura y Patrimonio, Hábitos Culturales en México (basado en la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales del 2010) [3] en la capital del país el 23.2% del total de la población asisten por lo menos UNA vez al año, en comparación del 76.8% que no. De ello también la ubicación de los recintos se encuentra en una disparidad: sólo en la zona Centro del D. F. se ubican cincuenta teatros en comparación con el Oriente donde hay menos de trece. La zona Sur es una excepción pues alberga a casi treinta recintos, esto por considerarse un sendero “cultural” por su proximidad a las instalaciones de la Ciudad Universitaria de la UNAM (y que ésta alberga su propio Centro Cultural).[4] Surge entonces otra cuestión: ¿la gente no va porque le queda lejos de su domicilio? Si regularmente las funciones son pasadas las ocho de la noche, y sabiendo los distintos problemas viales que aquejan a una metrópoli como la ciudad de México, ¿cuánto tardan en trasladarse? Esto es un serio problema para la sociedad de la capital, ¿podríamos imaginar a un aficionado de teatro del municipio de Nezahualcóyotl, de la Zona Metropolitana del D. F., que tenga que trasladarse casi dos, tres horas, para ver una obra, y a altas horas de la noche en la zona centro-sur de esta urbe y que debe levantarse a las 4 a.m. para ir a trabajar?

            En conclusión: son diversos los factores por los que la gente no va al teatro, y me parece que es una cuestión que no sólo las entidades culturales deben ocuparse. En conjunto, la sociedad puede reclamar su “derecho al teatro” (como Tavira menciona) pues es un espectáculo que no sólo alimenta el alma, también llena de experiencias sobre la existencia del ser humano. Empero, más que pensar en los costos, se debe fomentar más el hábito de que la gente asista de manera regular al teatro. Compañías como el Carro de Comedias que dan función todos los sábados al medio día en la explanada del Centro Cultural Universitario de la UNAM han tenido un éxito rotundo al realizar sus montajes de manera gratuita y al aire libre; o como el recién creado Proyecto Ruelas del Festival Cervantino, donde la gente de diversas comunidades del estado de Guanajuato asistieron por vez primera a un espectáculo teatral, e incluso, participaron como actores.



[1] Sírvase de ejemplo la iniciativa de algunos actores sobre el tema. “Necesario incrementar el interés por el Teatro en México”, en: La Jornada, 12 de julio del 2014, http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/07/12/necesario-incrementar-el-interes-por-el-teatro-en-mexico-4071.html (Consultado el 1 de septiembre del 2015).
[2] Víctor García Esquivel, “El teatro no forma parte de las opciones culturales de la mayoría de mexicanos”, en: Crónica, 19 de mayo del 2014, http://www.cronica.com.mx/notas/2014/834073.html (Consultado el 1 de septiembre del 2015).
[3] http://mapa.sic.gob.mx/index.php?tema=teatro&estado_id=9 (Consultado el 1 de septiembre del 2015). A pesar de que esta encuesta se realizó hace cinco años, los datos que arroja parecen aún tener validez en estos tiempos.
[4] En este lugar se encuentran salas de concierto, danza y espacios teatrales como el teatro Juan Ruiz de Alarcón, el foro Sor Juana Inés de la Cruz y el Centro Universitario de Teatro.