Los grupos contraculturales en Estados Unidos y México (1950-1970):
Beatniks, Rockeros y Hippies.
Introducción
Durante los años sesenta y
setenta del siglo XX se dieron muchos cambios en el pensamiento político,
social y académico a nivel mundial gracias a los movimientos estudiantil-juveniles
que sucedieron en este periodo. Podríamos decir que hasta cierto grado también
hubo una revolución en la que la historiografía sufre cambios drásticos; éstos
tienen un antecedente en los años cincuenta donde muchos historiadores
comienzan a formar especializaciones en diversos campos históricos.
En la Tercera Reunión
de Historiadores Mexicanos (realizada en Oaxtepec en 1969), se analizaron
las nuevas propuestas de investigación histórica en México y Norteamérica. Jean
Meyer declaró en una conferencia llamada “Historia de la vida social”[1] que
gracias a los nuevos trabajos sociológicos y antropológicos que hubo en este
periodo, los historiadores aprovecharon
para escribir la historia desde otro punto de vista: las relaciones
sociales del pasado. Entre éstas podemos señalar los vínculos con la economía,
la religión, las mentalidades, la mujer y el trabajo y como se relacionaban con
la vida cotidiana de la gente de antaño, rompiendo el esquema historiográfico
establecido desde antes en la que la política y el Estado eran los únicos
sujetos de la Historia.
El nuevo enfoque que se daba era interpretar la Historia
en base a movimientos sociales, sus repercusiones y manifestaciones en la
sociedad, lo que quedó de ellos. Para este trabajo, decidí seguir este modelo
de interpretación sobre un hecho histórico que marca este cambio en el estudio
de la historia y de la sociedad actual: los movimientos contraculturales y sus expresiones en las décadas de 1950 a 1970 en
Estados Unidos y México, específicamente resaltando las agrupaciones y
representaciones de la realidad que tenían los beatniks, los rockeros y
los hippies, las influencias que
tuvieron y los antecedentes que llevaron a que una generación reprimida se
manifestara contra lo establecido. Básicamente se hace una comparación de cómo
es que nuestro vecino del norte tiene un avance mucho más progresivo en cuanto
al pensamiento de la gente que en México y lo mucho que costó el poder abrir nuevos
espacios para la juventud. Esperando que el texto le deje aunque sea una mínima
impresión o conocimiento sobre la contracultura
y que sea del agrado del lector.
I.
Antecedentes políticos, económicos y sociales (1950).
Después de la Segunda Guerra Mundial, la geopolítica
europea cambió radicalmente con el establecimiento de nuevos bloques sociales:
el capitalista, con su máximo
representante, Estados Unidos, y el social-comunista encabezado por la Unión de
Repúblicas Soviéticas Sociales (URSS). La gente quedó marcada por el miedo a
nuevos ataques violentos o nucleares como los ocurridos en Hiroshima y
Nagasaki, además de tener una ideología en la que “si no se seguía lo
establecido por los líderes de cada bando político, podía haber represalias
contra ellos”.
A
partir de la década de 1950 se marcó en los bloques bipolares una crisis entre ellos,
pues los capitalistas entraban en una nueva batalla contra los comunistas: la
Guerra de Vietnam traería nuevas consecuencias favorables para la economía de
países como Estados Unidos, Inglaterra y Francia. La crisis que el país
norteamericano tuvo en mayor medida fue la disputa con Cuba, pues al darse la
Revolución con Fidel Castro se rompen relaciones diplomáticas con la isla ocasionando
la perdida de gran parte de la producción económica norteamericana y
territorios propiedad de la nación angloparlante. Aunque ésta no resultó
afectada gravemente, pues para este periodo se incrementaba la denominada
“sociedad de masas”, aquella que consumía productos derivados del desarrollo
tecnológico de las guerras y que, por supuesto, aumentaba la economía del país
levantándola como una potencia mundial a nivel monetario.
Por
otro lado, la sociedad capitalista se encontraba en un ámbito en el que el
Estado, el puritanismo o alto grado de religiosidad cristiana y la familia
monogámica entraban en una decadencia en su estructura, pues el primero se
desmoronaba debido a la corrupción que había internamente en su organización;
por otro lado, la familia quería mantenerse apegada a la religiosidad del
cristianismo (en sus diversas variantes: católicos, luteranos, mormones,
presbiteranos, etc.) por lo que el canon
establecido para ellas era: padre trabajador y activo, madre ama de casa, fiel
al marido y pasiva ante las decisiones del hombre y, no necesariamente, tener
un hijo y una hija que se mantuvieran bien vestidos y peinados que pensaran
únicamente en la escuela y obedecer fielmente a los padres sin discutir
decisiones o inquietudes. Básicamente podemos decir que esta sociedad buscaba
mantenerse en un conservadurismo extremo, en el que nada se cambiaba a no ser
que el hombre (máxima muestra del machismo) tomara la decisión. Estas ideas, en
conjunto a la creciente economía basada en un ataque militar, serían los que
desencadenaran una serie de manifestaciones contra la represión que vivían.
a) Estados
Unidos
Las características sociales mencionadas arriba son
las que sucedían en mayor medida en Estados Unidos. Esta potencia monetaria
expandió sus ideas económicas a Latinoamérica y Europa con lo que ayudó a que
en esos territorios se comenzara un avance económico en base a las intervenciones
militares que había en Vietnam.
El
Estado estadounidense se encontraba, como ya mencionamos, en el bloque
capitalista y se manifestaba contra las ideas comunistas que llegaran a sus dominios.
Esto se ve ejemplificado con el movimiento encabezado por el senador Joseph
McCarthy, al dirigir entre 1950 y 1956 una cacería
de brujas, es decir, capturar y encarcelar a todo aquel que simpatizara con
la ideología del social-comunismo que predominaba en la URSS.
La
economía, por otro lado, se incrementaba gracias a la producción de mercancía
derivada de la tecnología militar. Entre estos productos se encontraba el
refrigerador, la lavadora (que funcionaba a través de fuerza centrifuga), la
aplicación de elementos de guerra al automóvil para mayor eficacia, etcétera.
Pero hubo dos elementos que, sin duda, ampliarían el consumo de la gente: la
energía eléctrica (para hacer funcionar sus aparatos) y por supuesto, el
televisor. A través de este medio se promocionaban gran parte de productos
ampliando el mercado capitalista.
Los
medios de comunicación influyeron muchísimo a la sociedad: la radio fue perdiendo gran relevancia, ya que su competencia (el
cine y la televisión) tenían más seguidores al proyectar imágenes al
espectador. En la pantalla grande se pasaban películas en las que se mostraba a
una sociedad extremadamente conservadora, siguiendo los cánones establecidos
para las familias y la indumentaria para cada género, es decir, lo predominante
en esta sociedad fueron los “valores” puritanos, el autoritarismo machista y la
ortodoxia en la familia.[2]
Como
vemos la sociedad se mantenía en una idea, como ya mencionamos, de un
conservadurismo extremo manejado por el capitalismo militante del Estado.
Muchas de estas ideas llegarían a México, por lo que en esta época encontraremos
similitudes entre estos dos países a nivel político, económico y social.
b) México
La situación en nuestro país se había estabilizado
después de la llamada “institucionalización de la Revolución Mexicana”, al
crearse el partido político que “defendía los ideales del movimiento iniciado
en 1910”: el Partido de la Revolución Institucional (PRI, en sus siglas tan
conocidas) en la década de 1940. También en este periodo se reguló la situación
en cuanto al petróleo nacionalizado por el presidente Cárdenas, se abatió la
reforma agraria, los “obreros fueron domesticados y se desmanteló la educación
socialista”.[3]
Para la mitad del siglo XX hay en el país un
ideal de modernización, de ponerse a la vanguardia en cuanto a la economía y a
la urbanización de México. Esto se concretó en el sexenio de Miguel Alemán,
quien apoyó la construcción de Ciudad Universitaria en la que se mostraban las
nuevas formas arquitectónicas inigualables a las existentes en el Distrito
Federal.
Durante
el gobierno de Adolfo López Mateos se “restauró la unidad nacional que era
amenazada por el capitalismo y el socialismo, además de los choques ideológicos
que había por la Cuba de Castro”.[4] Se
iniciaba un crecimiento económico que apoyaba a las clases medias, al que se le denominó como “Milagro
mexicano” que, sin más, fue una época donde hubo un desarrollo que colocó a
México en la lista de los países en desarrollo. De allí que se eligiera como
sede de los Juegos Olímpicos de 1968 debido a la entrada del comercio
extranjero y al nivel económico que incrementaba.
Por
otro lado, la sociedad se encontraba apegada estrechamente con el catolicismo,
se mantenía al igual que su vecino del Norte en una “sociedad de masas”. La
innovación tecnológica tardó un poco en llegar, pero no tanto como para no
dejarse influenciar por los medios de comunicación; la televisión mexicana en
sus inicios se preocupó por educar a la gente y llevar la cultura a aquellos
que contaban con este aparato, pero como muy pocos tenían la debida atención
para entender lo que hablaban los locutores (como el programa que tenía José
Vasconcelos, Diálogos mexicanos) el
Telesistema Mexicano buscó una nueva programación que atendiera a la mayor
parte de la población, la TV de consumo.
La
gente seguía el modelo de familia estadounidense y también el de género, pues
veía en el hombre como único que tomaba decisiones y trabajador, la esposa
sumisa y dependiente de él y los hijos (los que podían) estudiaban o laboraban
para ayudar al sustento familiar. El cine representó a esta sociedad de
diversas formas, pero quizá las películas
más representativas fueron Nosotros los
pobres, Ustedes los ricos y Los Olvidados, ésta última censurada y
criticada por diversas personalidades por mostrar “un lado crudo del México
moderno”, lo que el Estado nunca quiso presentar a nivel nacional e
internacional.
Por
último, vemos que esta sociedad de mediados del siglo XX se encuentra muy
apegada a lo establecido por Estados Unidos, en la que comienza a tener un
incremento económico pero en base a un conservadurismo social, es decir, que
las cosas se encontraban “bien” y que no debían tener un cambio. Estas ideas
que el Estado inculcaba a la gente motivaron a que la juventud reprimida de la
generación siguiente se propusiera a cambiar a la sociedad, que se abriera la
mentalidad de las personas en pro de
un cambio. Los jóvenes se reunirían en grupos manifestándose de diversas
formas: en marchas, en la música e incluso en el cine, manifestaciones que
según varios autores han llamado como contraculturales,
tema que ampliaremos en nuestro apartado siguiente.
II. ¿Qué es la
contracultura?
Como lo mencionamos líneas arriba, las generaciones
nacientes entre 1940 y 1960 se desarrollaron en un ambiente en el que la
represión, el machismo y el conservadurismo predominaban en la sociedad. Estos
jóvenes, al estar en niveles de educación como la Universidad o preparatorias,
se dieron cuenta de la necesidad de un cambio en su entorno, que se manifestara
contra los ideales impuestos por los países líderes de los bloques mundiales.
Estas expresiones se comenzaron a dar entre los años de 1955 a 1970 en las que
predominaron la poesía y la música para expresar el repudio al gobierno y al
ataque por parte de Estados Unidos a Vietnam: los llamados movimientos contraculturales.
Podríamos
definir a la contracultura como
aquellas manifestaciones sociales y artísticas juveniles que se oponían a los ideales
impuestos por el Estado como el imperialismo, el autoritarismo, la pulcritud de
la familia monogámica y la sociedad de consumo.[5] Para
Ruiz Aja, la contracultura:
Persigue el máximo de libertad en todos los ámbitos y
sentidos posibles: en lo político es anarquista, en lo sexual propugna romper
con los tabúes y sentimiento de culpa; en lo social trata de instaurar unas
relaciones más abiertas, espontáneas y auténticas; en las actitudes personales
rompe con los convencionalismos y los valores materialistas de la sociedad de
consumo; en el modo de conocer la realidad explora otras formas no-racionales;
en lo religioso busca una espiritualidad no-institucional, sin intermediarios
entre el hombre y la totalidad […]. También persigue la autorrealización. Se
pretende conseguir la felicidad aquí (en la Tierra) y ahora; se potencia por
tanto, el juego, el gozo, el vitalismo, la espontaneidad del sentimiento, el
júbilo y la pasión.[6]
Cabe
señalarse que este término ha sido mal traducido pues deriva de dos vocablos
ingleses en el que counter es igual a
contrapeso o equilibrio y against,
contra por lo que en inglés significa “el intento de equilibrar la cultura
occidental compensándola en aquellos aspectos que están en declive”.[7]
Los movimientos contraculturales se dieron en mayor
medida en países donde se incrementaba la producción económica como Estados
Unidos, Francia, Inglaterra, Checoslovaquia y, por supuesto, México como máximo
representante en Latinoamérica.
En la contracultura se unían jóvenes de
distintas clases sociales, lo cual significó una unión de ideales y no
económicos ni políticos. Estas expresiones, incluso, innovaron al imponer una
nueva moda en la que la mezclilla (ropa que usualmente usaban los obreros)
predominó en esta época entre todos, fueras hombre o mujer.
Como
vemos, el término contracultura se
refiere a las expresiones y movimientos que se encontraban en contra de la
sociedad de “masas” y que inculcaban valores en gran medida conservadores. Los
grupos juveniles que tuvieron mayor relevancia en su pensamiento y en sus manifestaciones
artísticas fueron los Beatniks o existencialistas, los Rockeros y los Hippies (que en México adoptarían el nombre de jipitecas en honor al pueblo de Tenochtitlán antes de la conquista
española).
III. Beatniks: entre “aullidos” y golpeados.
A mediados
de los años 50 del siglo XX en la costa Este de Estados Unidos, se comenzó a
denotar un grupo en particular que se pronunciaba en contra de la sociedad y su
entorno. Los denominados beats surgen
como “un proyecto positivo: explorar el potencial para la liberación del lavado
cerebral cultural y político por la vía de la mutación y la ruptura de las
estructuras del lenguaje”.[8]
El término beat fue tomado de los
grandes músicos del jazz de los años treinta y cuarenta, el cual significaba
“frustrado”, “golpeado” y fue introducido en el lenguaje cotidiano gracias a un
artículo publicado en el New York
Magazine en noviembre de 1952, escrito por John Clellon Holmes. Este
artículo subraya que el ser beat:
[…] implica la sensación de haber sido utilizado, de
estar desnudo. Implica una especie de desnudez de la mente y, en último
término, la del alma: una sensación de estar reducido al lecho mismo de la
conciencia. En resumen, significa verse empujado sin dramas contra la pared de
uno mismo.[9]
Más
que encontrarse desnudo frente al mundo, se sentía reprimido por el entorno en
que creció pues las reminiscencias de la Segunda Guerra Mundial, la formación
de los bloques bipolares ideológicos y la “sociedad de masas” hacían que el beat no encontrara respuestas claras al
entorno en el que se encontraba inmerso. Creían ver la realidad desde una
perspectiva distinta y escribir algo libre como las improvisaciones del jazz,
una literatura directa, desnuda, confesional, coloquial y provocativa, personal
y generacional; una literatura que tocara fondo. Este grupo se auxiliaba de
materiales que le servían de inspiración como las anfetaminas, la marihuana y
el alcohol.[10]
La forma de mostrarse con el público
era de forma apática (estéticamente hablando) pues generalmente: los hombres llevaban barba en forma de
candado y con las camisas fuera de los pantalones; las mujeres regularmente
vestidas todas de negro y con una boina en la cabeza para rematar su estilo
misterioso. Llevaban unos bongos a todas partes y daban “la impresión de que no
les gustaba bañarse”.
Entre
los líderes de este movimiento podemos mencionar a Allen Ginsberg, Jack
Kerouac, Timothy Leary, Neal Cassady, William S. Burroughs, entre otros.
a)
Ginsberg y el hinduismo beat
Allen Ginsberg era un judío-americano que
para los años cincuenta comenzó a escribir textos que manifestaban un gran
descontento a Estados Unidos. Conoció a Jack Kerouac justo antes de escribir su
novela En el camino, que fue su obra
más destacada. También conoció a Timothy Leary quien era un gran investigador
de la Universidad de Harvard y se especializaba en saber lo que las drogas producían
a las personas, hasta que fue despedido de tal puesto por haber creado el
alucinógeno LSD, divulgándolo entre los jóvenes para poder estudiar sus efectos.
Quizá
el detonante que ayudara a que se proclamaran más jóvenes a favor de los beats fue el poema de Allen Ginsberg
llamado “Aullido” que fue leído el 13 de octubre de 1955 en un café de San
Francisco donde la gente se congregaba gente para escuchar poesía. Los
asistentes a la lectura se encontraron a favor de este escrito al pronunciarse
en contra del sistema norteamericano, en especial por la cacería de brujas. Un extracto de este poema lo colocamos a
continuación para que el lector pueda notar lo que significó:
He visto las mejores
cabezas de mi generación destruidas por la locura, muriendo histéricas y
desnudas, arrastrándose por las calles al amanecer […] ¿Qué esfinge de cemento
y asfalto abre sus cráneos para devorarles el cerebro y la imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Suciedad! ¡Deformidad! ¡Moloch! Cuya mente está formada por
máquinas ¡Moloch! Cuyos dedos son ejércitos, cuyos ojos son miles de ventanas
ciegas, cuyos rascacielos se yerguen en las calles interminables como infinitos
Jehovás.[11]
La
influencia de este poema fue tan grande, que la tercera edición de la impresión
fue censurada por parte del gobierno estadounidense por ser demasiado violento,
además de ser muy irónico y no estar a favor del bloque capitalista.
Los beatniks también se interesaron en las
filosofías orientales, en especial del budismo, como la compasión y el perdón.
Además dejaban a un lado la idea de que un solo dios pudiera manejar a toda la
humanidad.
Con
el budismo y el hinduismo, los beats
comenzaron a practicar el yoga y otras actividades que “llegaran a la
purificación del alma”, cosa que retomaría otro grupo juvenil años después en
conciertos masivos en Woodstock, San Francisco.
b)
La prensa y el fin de los beats.
Una de las principales revistas que comenzaron
a difundir en los adolescentes y la gente parte de la ideología beat fue la revista Mad, subtitulada en sus inicios como “humor en la vena yugular”.
Esta publicación tenía toques de sátira y se burlaba de todo el mundo adulto
con caricaturas que parecían dibujadas por niños, pero representando acciones
políticas, militares o a personajes del Estado. Otra de las publicaciones que
causaron gran controversia fue la revista del conejito Playboy, que llevaba la pornografía ligera a las familias de clase
media, acompañada de un texto de ideología liberal y que revolucionó la idea
del sexo en la gente; estaba llena de imágenes que difícilmente podemos decir
“propias” de esa época pues tomaba en cuenta al “hombre como un consumidor
superficial presumido y ligero y la mujer como un juguete sexual sin nada de
cerebro”.[12]
Muchos
de los participantes beats que
estaban en San Francisco decidieron dejar el movimiento beat para poder reacomodarse en las familias de clase media e
incluso algunos formaron parte de las filas del conservadurismo. Otros más
pensaron en quedarse en un pensamiento liberal que ayudaría a los movimientos
de los años sesenta en su lucha por los derechos civiles, estar en contra de la
proliferación de las armas nucleares y, considerando la más importante, una
apertura hacia la sexualidad. Con esto se dio fin a la corriente de los
“golpeados y engañados” para dar paso a jóvenes que se unieron en un mismo
género musical: los Rockeros.
c)
Los beats en México
Este grupo, hemos de mencionar, casi no tuvo
una gran afluencia en la década de los cincuenta, sino hasta casi mediados de
los años sesenta cuando Sergio Mondragón junto con su esposa Margaret Randall
fundaron El corno emplumado, una
revista que contenía poesía y dibujos sobre algún tema destacado y contener textos
en español y en inglés. Como ejemplo de expresión en México, dejamos un poema
titulado Ruptura de la disciplina de
Sergio Mondragón escrito en febrero de 1966.
Ruptura de la disciplina
enero y febrero marchan de
la mano
marzo los idos de marzo ya
se acercan
mientras, la cerveza
espumea entre mis fauces
el viento de mi tabaco me
enseña una media con el ojo cerrado
me pregunto qué mecanismos
inconscientes estoy haciendo trabajar
para ver en el rostro del
Maestre una sonrisa aprobatoria
y como de recuerdo,
mientras escribo este poema
mientras oigo a Monk subir
los escalones
mientras esta letanía de
pianos y maderas
de músicas elásticas esta
letanía
chasquea entre mis dedos
como jazz
como liza la fotógrafa
como pieza de ajedrez
movida sobre un tablero inmenso
conmigo gira el cosmos
conmigo van de la mano
todos los seres innumerables de aquella oración budista
a todas las pasiones,
aunque inextinguibles, prometo apagar
mientras, la cerveza se va
glú glú por la garganta
mientras, yo me deslizo en
la resbaladilla de mi destino
de mi sitio en la rueda
de mi karma sagrado que no
me atrevo a romper
que no me atrevo a romper[13]
IV. El Rock
and Roll y sus representantes.
A finales de la década de 1950 surgió una
nueva revolución pero no en el ámbito social, sino musical: el Rock and Roll aparecía con una fama de
mala reputación que le alcanzará a juntar muchos seguidores. Como antecedentes
de este nuevo género musical tenemos a los genios del jazz y del blues, además
de los cantos góspel (o religiosos)
de la comunidad afroamericana. Este nuevo ritmo denotaba letras que no eran
conocidos por muchos y que la gente “puritana” se espantaba por los acordes y
el mensaje que daba: sexo, pues la palabra rock
and roll literalmente significa “hazlo y rueda”, una posición sexual que
los cantantes exaltaban en sus letras para poder liberarse de esas ideas
conservadoras que había en la sociedad.
En
sus inicios, comenzaron a tocar este nuevo género con canciones algo melosas.
Sus exponentes iniciales fueron Bill
Halley y sus cometas, con el éxito “Al compás del reloj” que aparecía en la
película que llevó el mismo nombre.
Otros
de los exponentes que motivaron a los jóvenes a seguir este movimiento fueron
Marlon Brando con la película El Salvaje
y James Dean con Rebelde sin Causa,
quizá ésta y su personaje principal los de mayor relevancia, pues mostraba cómo
un joven tenía que sobrevivir a los modelos sociales establecidos por la
sociedad norteamericana. Dean marcó también una moda entre los hombres pues vestía
de pantalón de mezclilla, chamarra de cuero y cabello semi largo con patillas, lo que causó el espanto entre la gente
conservadora y que los muchachos siguieran esta indumentaria. Entre las mujeres
la moda inculcaba las largas faldas con crinolinas, peinados de cola de
caballo, calcetas blancas y zapatos tenis o con tacón bajo.
También
hay que declarar que el desarrollo de los medios de comunicación, como la
televisión, ayudó a que este nuevo género musical se difundiera transmitiendo
varios programas donde se presentaban grupos musicales cantando sus mayores
éxitos. Entre los representantes máximos
del rock and roll se encuentran Elvis
Presley, los Beatles, los Rolling Stones, The Who?, Bob Dylan, Janis Joplin, The Doors, etcétera.
El
rock abarcaría una época de gran importancia: la década de los sesentas del
siglo XX, música que no sólo serviría como manifestación artística pues de
igual forma sirvió como medio de expresión contra las medidas establecidas por
la sociedad. Su gran competidor sería la música a go-go, que era seca, repetitiva y en ciertos casos sin mucho
sentido en cuanto a sus letras.
a)
El Rock en Estados Unidos: entre lo cursi
y lo rebelde.
Para la nación norteamericana, el rock se
encontraría en dos grandes fases: la primera en la que abundaría un rock cursi
y rosa, del cual sería seguido en su mayoría por chicas preparatorianas; la
segunda fase, en la que este género musical se convierte en un grito de
protesta, una muestra de la rebeldía contra todos los adultos declarando que
“ser joven es lo máximo”.
Uno
de los grandes líderes e iniciadores del rock fue Elvis Presley que establecía
el canon del joven americano: era de cara bonita, blanco, fuerte y todas las
chicas jóvenes gritaban por él. También hizo una película que marcó a esta
generación protagonizando al Prisionero
del Rock. Hemos de decir que muchas de sus canciones muestran la simpatía
de la juventud enamorada, las frases cursis y que fascinaban a todos.
Presley
también marco una moda al utilizar trajes lucidos y de varios colores que llamaban
la atención por no seguir el esquema del hombre trabajador. Es más, podríamos
denominarles trajes exuberantes ya que casi ningún artista se había atrevido a
salir a cantar vestido de esa forma.
Otros
de los representantes con mayor fama fueron cuatro jóvenes ingleses originarios
de Liverpool, Inglaterra: John Lenon, Paul McCartney, Ringo Star y George
Harrison. Eran los Beatles, Goffman
describe su impacto de la siguiente manera:
A principios de 1964, el
pop-rock enérgico y chispeante de los Beatles que ya producía locura entre las
jóvenes fans inglesas, explotó en los Estados Unidos. Era la beatlemanía, mientras las jovencitas
gritaban y soñaban, la población adulta al completo dejó de preocuparse de los
comunistas para empezar a preocuparse del pelo.
Con los medios de comunicación del país comportándose con un frenesí casi igual
al de las gritonas, los Beatles aparecieron como cuatro chavales que se hacen
bromas entre ellos. Eran rápidos y divertidos en sus entrevistas para la
prensa, y como si fueran James Bond del rock, parecían saber conservar la
cabeza fría en medio de aquella histeria peligrosa.[14]
Tanta era la
importancia de los Beatles que
aparecieron en todas las cadenas televisivas de Estados Unidos (no exagerando
que sólo eran tres), y su música era transmitida en la mayoría de las
estaciones de radio. Sus canciones, en sus inicios, hablaban del amor juvenil y
cosas también cursis como “I wanna hold your hand”, “And I love Her”,
“Should’ve know better”, “Till there was you” entre otras. Al inicio de esta
agrupación John Lennon, junto con su amigo Paul McCartney, cantaban canciones
verdaderamente rockeras hasta el momento que firmaron con la disquera, quien
les obligó a cantar lo que a ellos les pareciera y mostrarse “como niños bien educados
y con trajes negros”, lo único que les dejaron mostrar fue su cabello largo y
eso cortado en forma de hongo. Cabe señalar que la verdadera revolución que
causaría este grupo sería cuando estuvo activo en el movimiento hippie algunos
años después.
Los
Beatles fueron esencialmente el grupo que denotó la chispa para que otros se
propusieran a mostrar su música, entre ellos está el grupo de los Rolling Stones que se mostraba de forma
salvaje, violenta y contraria a la que sus compatriotas ingleses eran. Otro
cantante que destacó en su música fue Bob Dylan quien más por interesarse por
lo comercial y tierno, tuvo canciones de protesta como “Like a Rolling Stone”
que daba una fuerte crítica a lo que era la lucha entre el capitalismo y el
socialismo, además de la urbanización en la clase media donde había un mundo
cruel y feo donde había dos opciones: o te quedabas viendo lo que ocurría o te
unías a aquello. Otros grupos musicales siguieron la pista de los Stones formando agrupaciones que
denotaran canciones altamente elevadas en cuanto a temas como la sexualidad, la
rebeldía y la lucha contra el gobierno; entre éstos podemos destacar al
vocalista del grupo The Doors, Jim
Morrison, que se mostraba en sus conciertos borracho, sin camisa y a veces
expresándose de forma violenta. Janis Joplin cantó composiciones en las que
defendía la nueva ideología social que se empezaba a dar: el feminismo, su
canción más representativa—“Cry baby”—manifiesta su inconformidad contra el
lugar que el patriarcado le había
dado a las mujeres en la historia.
Por
último, denotamos la importancia que el Rock
and Roll tuvo en los años sesentas en Estados Unidos, pues muchas canciones
de este género sirvieron como himnos en manifestaciones que se hacían contra la
sociedad de la doble moral o
“puritana”, el consumismo elevado y la represión.
b)
El ¿Rock? mexicano y sus manifestaciones.
En México,
no podemos hablar de un buen rocanrol cuando vemos el contexto que se tenía en
ese entonces. En la juventud se habían introducido las tradiciones deportivas
de Estados Unidos: el futbol americano y las porras de apoyo ingresaron entre
las dos grandes instituciones de educación superior del país: la UNAM y el IPN.
En esta época daba un gran orgullo el poder decir: “Soy de la Universidad” o
“Soy del Poli” pues la gran mayoría de los jóvenes a nivel nacional ni siquiera
alcanzaban la educación primaria. Entre los estudiantes era común que la moda
estuviera infesta de suéteres amarillos o guindas con grandes escudos para demostrar
el amor al alma mater aunque muchos
de ellos sólo lo hacían para poder entrar al cine gratis o divertirse entonando
un fuerte ¡Gooooya! o un ¡Hueeeelum! para pasar el rato.
El rock and roll tuvo sus influencias también en México a la llegada
de la película Rebelde sin causa, ya
que en la Ciudad de México se formaron grupos como los Chicos malos de la Peralvillo, los
Nazis de la Portales y los Aztecas de
la Narvarte. Estos grupos armaban peleas con otros para defender sus
territorios, provocaban irrupciones en fiestas, hacían violaciones
tumultuarias, orgías en Acapulco y demás alborotos influenciados por las drogas
y el tequila.
En el ámbito musical los artistas
mostraban un lado “fresa” que le quitaba lo interesante a lo que de verdad era
el rock. Carlos Monsiváis nos menciona el por qué:
El rock en español es
desexualizado, triste, sordo y profesionalmente casto. Invitaciones esforzadas,
traducciones lamentables, voces chillonas y mentalidad de quinceañera
impaciente. Nos vemos presumida no te
puedo aguantar… Todos hablando de hombres ilustres y de Elvis Presley nadie
habla jamás… Despeinada ajá ajá… Popotitos no es un primor pero baila que da
pavor… Agujetas de color de rosa y un sombrero grande y feo. El sombrero tiene
plumas de color azul pastel. ¿Quién le puso sitio a un logro tan divertido?[15]
Precisamente por eso
es que el rock en México en los años sesenta fue aburrido, por quitarle lo
esencial: lo sexual. Además, los cantantes se mostraban como “niños lindos”: eran
blancos, bien vestidos y portados, con cabello corto en el caso de los hombres
y las mujeres siguiendo el canon estético femenino seguido en Estados Unidos.
En
la televisión había programas como Josefina
y Joaquín y Discotheque Orfeón a
Go-Go, donde se dedicaban a impulsar a conjuntos de rock como los Locos del Ritmo que seguían un poco la
idea norteamericana de este género musical, aunque no optaron por ponerse un
nombre en inglés como lo hicieron otros grupos. También destacan artistas que
tuvieron la función de imitar a la mexicana a los artistas estadounidenses:
“los Hermanos Carrión fueron los Everly Brothers, Julissa fue la Doris
Day mecsicana [sic], Vianey Valdés
fue la Brenda Lee y César Costa el Paul Anka del Nopal”.[16]
Las
canciones de los grupos rockeros mexicanos se distinguían por cantar en inglés,
incluir escenas de la vida cotidiana, centrarse en asuntos de amor e intentar
hacer composiciones originales, aunque no lograban “salirse del sonido y los
moldes establecidos por los grupos estadounidenses e ingleses”.[17]
Para
finalizar, vemos que estos grupos rockeros se encaminaron en lo establecido por
grupos extranjeros y que en nuestro país se dio un estilo diferente de rock
debido al conservadurismo de la gente, quedándose la apertura de la sociedad a
temas de tolerancia en una mera utopía.
V.
Los hippies y su trascendencia
Después de vivir una época de hombres
engañados y de una música que evocaba al acto sexual, los hippies comenzaron a
hacer de las suyas comenzando por ser la gran mayoría del barrio de
Haight-Ashbury en San Francisco. Este movimiento tuvo como claras influencias a
los beatniks y los grupos de rock que
abundaron a principios de la década de 1960.
El
movimiento llama la atención al igual que los rockeros al no marcar diferencias entre las clases sociales, los
une el rock and roll y las ideas de
estar en contra de la moral imperante de la sociedad norteamericana. Ruiz Aja
nos dice que:
A esa sociedad puritana y
conservadora se la opone el anticonvencionalismo contracultural, que no abarca
solamente la esfera de lo sexual, sino que supone un amplio cambio en los
valores y actitudes tradicionales […], lleva a descubrir otras tradiciones
filosóficas y religiosas que ven al sexo como algo natural (el kamasutra hindú, o los tratados chinos
del lecho); o incluso como una vía espiritual de acceso a Dios y de autodesarrollo
(en tantra yoga, o yoga del amor).
[…] Frente a esa “racionalidad demente”, la contracultura [hippie] se presenta como una realidad
liberadora del cuerpo, que busca su exaltación. Así pues, al exceso de
racionalidad se le opone, no sólo la imaginación; sino también la pasión, el
instinto, que igualmente conducen a ese erotismo contracultural.[18]
Además de
interesarse por las culturas orientales, se fijan en el uso de drogas como un
auxilio para llegar al éxtasis y liberarte de las presiones sociales. Estos
grupos se caracterizarían por vivir en comunas y no gastar mucho dinero (o sea,
no entrar en el juego del bloque capitalista), ya que entre ellos existía el
sistema de trueque o simplemente regalaban objetos como collares, ropa, o cosas
que ayudaran a caracterizarse como ellos.
También
los hippies manifestaban su repudio a
la Guerra de Vietnam y a los soldados que agredían a la gente. Hubo una ocasión
en que los hombres fueron convocados por grupos hippies para quemar su cartilla militar y así evitar que fueran a
la guerra. Otra característica es que vestían de forma extravagante: usaban
muchos colgandijos al cuello, muñecas y tobillos, faldas largas-largas o
cortas-corta, cintas en la frente, sombreros, botas, huaraches o de plano
descalzos; otros vestían como piratas o de plano usaban disfraces e incluso, a
la menor provocación, ellos reaccionaban quitándose la ropa y andar desnudos.[19]
De
igual forma, se interesaban por el rock y sus ídolos fueron John Lenon, los Rolling Stone, Bob Dylan, Janis Joplin,
Jimi Hendrix, The Mammas and the Papas
entre otros. Incluso los mayores himnos que podemos mencionar fueron las canciones
“Imagine” y “Across the Universe” del exBeatle
Lenon, donde pronuncia una idea de mundo perfecto donde “todos fueramos hermanos,
sin religión y en paz” con una tonada musical entre el hinduismo y lo pacífico
(notas producidas gracias al piano y la guitarra).
a)
“Hagamos el amor y no la guerra”.
Los hippies
retomaron muchas ideas propuestas casi una década antes, como las de Ginsberg y
Kerouac. Este grupo pensaba en una utopía mundial, en la que el amor y la paz
dominaran en él; estas ideas se compensaban cuando los hippies consumían un poco de drogas alucinógenas (como la
marihuana o el LSD) y tenían “viajes” para buscar esta paz entre todos.
También organizaron eventos masivos
en el que se promovía este ideal de amor y paz. Los primeros eventos que tuvieron fueron los denominados “be-ins” o
“love-ins” que consistían en conciertos donde exaltaban el amor y la hermandad “combinados
con una extensa nube de humo de mota que exhalaban todos”, mientras disfrutaban
la música a todo volumen. Los hippies
se dedicaban a repartir flores entre los asistentes y predicar las ideas de la
filosofía de Oriente, como mantenerse unidos con la naturaleza, con los demás,
etcétera.
El
concierto que tuvo mayor afluencia en San Francisco fue precisamente el que se
organizó a principios de la década de 1970 en Haigh-Ashbury. En él se convocó a
una gran cantidad de gente y músicos, en el que se esperaba que asistieran máximos
artistas como los Rolling Stones y
los Beatles; desafortunadamente éstos
no fueron, lo que haría que tiempo después se lamentaran por haberse perdido
tal experiencia. Los Beatles
causarían su mayor revolución en la época hippie
con el álbum Yellow Submarine, y es
precisamente por la canción “Lucy in the Sky with Diamonds” por la que fueron
censurados en varios lugares ya que las siglas de esta canción evocan a la
droga de mayor consumo en ese entonces: el LSD y la psicodelia. Además, sus
canciones evocaban a un llamado para alzar la voz contra la represión y la
guerra.
Los
hippies, por supuesto, no fueron bien
recibidos por la sociedad. De hecho, “se les difundía como jóvenes mugrosos,
holgazanes, parásitos y drogadictos. El gobierno, el Ku Kux Klan y grupos de
extrema derecha impulsaron una satanización de éstos para que fueran echados o
encarcelados de manera rápida”.[20]
El movimiento hippie culminó justo después del evento en Haigh-Ashbury, dándole
paso a lo que fue la música Disco, a los punks, a la apertura del pensamiento
de la sexualidad y de grupos como la comunidad lésbico, gay, bisexual,
transexual y travesti (LGBTTI).
b)
Los mugrosos en México.
Si bien ya
dijimos que varios grupos de extrema derecha en Estados Unidos no trataban bien
a los hippies, México no fue la
excepción. Antes que nada debemos hacer la aclaración que no son lo mismo los hippies estadounidenses que los jipitecas mexicanos: los primeros
tenían la idea de reformarse con las ideologías orientales y buscar la paz
interior. En cambio en México, la juventud
se creía la gran maestra de los alucinógenos y hacían un repaso a las grandes
culturas prehispánicas que “habían consumido estas drogas antes que ellos”.
El año que más repudio tuvo hacia
esta nueva cultura juvenil fue 1968, que concordó con el movimiento
estudiantil. Gustavo Díaz Ordaz, el entonces presidente de México mandó, en un
mitin celebrado el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco,
la represión a los jóvenes que hacían una manifestación pacífica. Tres años
después Luis Echeverría que era el sucesor de Díaz Ordaz, mandó a reprimir otra
manifestación que fue conocida como “El Halconazo del jueves de Corpus”, precisamente
porque ese día se conmemoraba la festividad católica del Corpus Christi.[21]
Como manifestación a todos estos hechos, se realizó la muestra más grande de jipitecas en México: el Festival de Rock “Piedras
Rodantes” de Avándaro. Este concierto se realizó en el Valle de México y
albergó a casi 200 mil asistentes que se divertían oyendo rock, echándose un
“viaje” y manifestando el “pisanlov” (peace and love).
También hay que aclarar que los jipitecas
no se difundieron en gran medida en la capital de México, se encontraban en
gran escala en estados como Oaxaca, siendo más precisos en la Sierra de éste, en
el que “buscaban encontrar su paz interior” (como lo proponían las filosofías
orientales llegadas a Norteamérica) consumiendo hongos alucinógenos. Su dirigente
o profetiza era la india María Sabina, la que les ofrecía estos hongos para su
bien.
Avándaro significó el fin de un grupo que, si
bien no estuvo muy presente en México como lo hizo en Estados Unidos, marcó a
una generación. También logró denotar
que el sistema de gobierno mexicano no estaba bien organizado y que a través de
ellos se pudo legitimizar un poco más el proceso de democratización en México y
hacer algo que ningún otro movimiento hizo: darle voz y libertad a la juventud
mexicana.
Conclusión:
cincuenta años después.
Como vimos a lo largo de este trabajo, las
manifestaciones culturales de las décadas de 1950 y 1960 hicieron que se
abrieran nuevos espacios—tanto académicos como públicos—en los que los jóvenes
pudieran expresarse de diversas formas tanto política como socialmente. De
igual forma, apoyaron a una nueva apertura en el pensamiento de la sociedad
pues se comenzaron a tocar temas como la sexualidad y la planificación familiar
en escuelas, centros de trabajo e incluso en las propias familias.
Los
sesentas lograron que el Estado y los bloques capitalista y socialista dieran
la vuelta para ver que la multitud de los jóvenes reprimidos necesitaban un
cambio, en el que pudieran tener voz y voto. Para Estados Unidos, se buscaba una
revolución de pensamiento que concluyó en una venta de “mentalidades sexuales”;
también se dio apertura a que las mujeres encontraran un medio para
manifestarse contra las medidas impuestas por los puritanos: se daba el inicio
del pensamiento feminista en Norteamérica.
En
México se logró que los jóvenes alcanzaran una edad más joven para ser
plenamente ciudadanos, reduciendo de los 21 a los 18 años para tener voz y voto
en las elecciones de gobernadores y presidentes. Tardíamente se da un cambio en
la mentalidad de la gente en cuanto a la apertura de temas como la sexualidad
(aunque, como vemos actualmente, aún se siguen teniendo miedos, tabúes y
desinformación en cuanto al sexo). Los lugares donde se vio gran parte del cambio
fueron en las ciudades, los centros educativos (destacando el inicio de cambio
de mentalidades en la Universidad Nacional Autónoma de México) e instituciones
sociales y públicas.
No
resta más que decir que estas transformaciones que se dieron en los años
sesentas se han ido desgastando y usado como moda por parte de asociaciones
capitalistas, pues de un tiempo para acá la venta de productos retro hizo que la gente comenzara a
comprar éstos como un recuerdo del pasado, convirtiendo a grupos como los Beatles en personajes revolucionarios
pero sin decir el por qué. Hicieron que los ideales de la contracultura contra la “sociedad de masas” se invirtieran y
se incrementara ésta como fue hace cincuenta años. Finalizamos con dos preguntas
para hacer reflexionar al lector: ¿Queda alguna huella de aquel pensamiento contracultural en la actualidad? ¿Sirvió
de algo el que grupos juveniles de hace medio siglo se manifestaran contra el
Estado capitalista, han sido valorados estos movimientos?
Fuentes
de Información
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[1]
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Tercera Reunión de Historiadores Mexicanos y Norteamericanos, Oaxtepec,
Morelos, 4-7 de noviembre de 1969. México: UNAM, El Colegio de México,
Universidad de Texas, 1971. p. 373-406.
[2] Miguel
Ángel Gallo T. “Las respuestas sociales a la bipolaridad: los movimientos
estudiantiles del 68, la contracultura y las contradicciones al interior del
Bloque Soviético”, en: Historia Universal
Contemporánea, siglos XX y XXI. Imperialismo, socialismo, globalización.
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[3]
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México. La historia y el significado de los rebeldes sin causa, los jipitecas,
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(DeBolsillo).
[4] Jean
Meyer, “México entre 1934 y 1988”, en: Historia
de México. Presentación de Felipe Calderón Hinojosa y coordinada por Gisela
von Wobeser. México: Fondo de Cultura Económica, Secretaría de Educación
Pública, Academia Mexicana de la Historia, 2010. p. 255.
[5] Gallo, Op. cit., p. 240.
[6] Luis
Ruiz Aja. La contracultura. ¿Qué fue?,
¿Qué queda? Los movimientos juveniles del ’68 y sus repercusiones
socio-políticas en la actualidad. Pról. de Pepa Roma. Madrid: Mandala
Ediciones, 2007. p. 59.
[7] Ibídem. p. 47.
[8] Ken Goffman y Dan Joy. La Contracultura a través de los tiempos. De Abraham al acid-house.
Pról. de Timothy Leary. Trad.de Fernando González Corugedo. Barcelona:
Anagrama, 2005. p. 316. (Crónicas).
[9]Ibídem. p. 317 apud.
John Clellon Holmes, “This is the beat generation”. En: The New York Magazine. Noviembre de 1952.
[10] José
Agustín. Op. cit., p. 22.
[11]Ruiz. Op.
cit. p. 40 apud. Allen Ginsberg.
“Aullido”. En: Aullido y selección de
poemas de Ginsberg. Selección de Jaime Rosal y Luis Vigil. España: Star,
1971.
[12] Goffman. Op.
cit. p. 326
[13] Sergio Mondragón. “Ruptura de la
disciplina”, en: El corno emplumado:
Dibujos de vida y muerte. Drawings of life and death. Sylvia Swaan, coord.
México, D.F., vol. I, 1966. p. 40.
[14] Goffman. Op.
cit. p. 348
[15] Carlos Monsiváis. “La naturaleza de la
Onda”. En: Amor perdido. 2a. reimpr.
México: Ediciones Era, 2005. p. 240
[16] Jose Agustín Ramírez. Op. cit., p. 39.
[17]
Maritza Urteaga Castro-Pozo. “De los jipitecas a los punketas. Rock y juventud
mexicana desde 1968”. En Feixa, Carles, Fidel Molina y Carles Alsinet (eds.). Movimientos juveniles en América Latina.
Pachucos, malandros, punketas. España: Ariel, 2002. p. 45.
[18] Ruiz. Op.
cit,. p. 57
[19] José Agustín. Op. cit. p. 67
[20] Ibídem.
p. 68
[21] Hecho sucedido el 10 de junio
de 1971. Para más detalle sobre estos movimientos Cfr. Elena Poniatowska. La noche de Tlatelolco. Varias
ediciones. México: Ediciones Era, 1971. 282 p.