jueves, 26 de junio de 2014

Gore Vidal: Reflexiones del Bajo Vientre

Vidal, Gore. Sexualmente Hablando. Artículos escogidos sobre Sexo. Edición de Donald Weise y Trad. por Aurora Echevaría. Barcelona: Grijablo, 1999. 287 pp.

“Yo prefiero la palabra maricón, que es la que tiendo a usar.
Nunca en mi vida he permitido que la palabra ‘gay’
saliera de mis labios. No sé por qué, la odio.”

Gore Vidal, 1974

Por Isabel Castro

Disidente sin pretender con eso ser un revolucionario impactando en las conciencias de sus lectores; excéntrico sin la necesidad de llamar la atención con remedos de carnavales; ajeno entre las multitudes que lo abrazan sin saber que con eso posibilitan el mejor análisis sobre sí mismos que cualquier sociedad  pudiera soñar, Gore Vidal lanza sin querer en Sexualmente Hablando una explicación sobre el comportamiento norteamericano en relación con su reacción a las cuestiones del bajo vientre: su normalización, regulación y sus consecuencias por falta o exceso que impactan en todas las esferas posibles del devenir histórico.

        El análisis parte de la generalidad, en principio explica el contexto de la sociedad norteamericana: hablar del pasado de un pueblo es para Vidal la herramienta perfecta para desentrañar sus móviles inconscientes o no que establecen la trayectoria gracias a su pensamiento lógico, consecuente y sencillo y que le permiten más adelante justificar y comprender.

    Gore Vidal toma a la sociedad norteamericana como un todo -está generalización intencional facilitara el análisis en un primer nivel- y a través de sus leyes detecta la naturaleza de su pensamiento que condicionan su quehacer; al localizar la concepción del mundo establece los fundamentos del inconsciente colectivo estadounidense  (al momento de escribir este texto la sociología enconaba exactamente con las teorías psicoanalíticas en boga) y poco a poco los aterriza en casos concretos que los ejemplifican.

         En el análisis de Vidal no cabe lugar a dudas, su minucioso y apasionado estudio le dan derecho a tener una opinión contundente sobre el tema que trata a partir de distintas trincheras: el derecho, la literatura, la iniciativa civil, los medios de comunicación masiva, la influencia de la organización económica y política (la democratización) en el individuo, etc.

El pensador se hace responsable de sus palabras y las defiende con naturalidad pues la agresión acompaña a las inseguridades que de las que nuestro autor afortunadamente prescinde.

Dentro de ese todo explicativo del universo sexual que ofrece el texto de Vidal encontramos que uno de los elementos que articulan su discurso le afecta hasta llegar caso a la conmoción porque le compete acaso en mayor grado que todos los demás (aún cuando por cada uno de los subtemas muestra un interés puntual y desbocado); se trata de la problemática de la homosexualidad.


El andrógino norteamericano


Contrario a lo que pudiera pensarse, la pertenencia al grupo al que hace referencia Vidal en la última parte de su trabajo, más que integrarlo a la sociedad norteamericana, lo excluye, lo segrega hasta dejarlo casi en el exilio. Una cosa es ser homosexual y otra pensar al respecto. Los norteamericanos no acostumbran reflexionar sobre sí mismos, evitan por todo medio, pensarse. El intelectual es un espécimen extremadamente difícil de encontrar en la otrora primera potencia.

Vidal proyecta e introyecta de manera simultánea, de ahí su visión tan clara respecto al fenómeno: no se trata de hablar sobre la "aparición del homosexual en la esfera social" si no de declarar la importancia fundamental que esta figura tendría en las esferas que controlan y manipulan las redes de información y comportamiento.

El intelectual, visionario, sabe que aún no ha llegado el momento definitivo de "la salida del clóset", hasta la publicación de Sexualmente hablando la comunidad gay apenas se estaba definiendo como un grupo con identidad propia, estaban descubriendo quienes eran y que harían una vez que hubieran conseguido una definición satisfactoria.

Los homosexuales eran percibidos como un todo homogéneo, el tipo "gay" empezaría a delinearse en función de prejuicios todavía hoy existentes.

El homosexual era miembro de una comunidad, no un individuo. El autor entonces emprende la búsqueda. Quiere saber qué es exactamente un gay y comienza a seguirle los pasos para encontrarse por fin con un mito que con delicadeza actualiza -metodología que los defensores de la teoría Queer utilizarán décadas después sin reconocerla-: el mito del andrógino. Esa visión poética se esconde debajo de su erudición soportable (a diferencia de muchos Vidal no es un autor petulante, si no cercano, cálido, amigable).


La verdad revelada

Al igual que el actor y dramaturgo en el Banquete de Platón, Gore Vidal toma la palabra en el momento justo para lanzar una perorata elocuente sostenida en bases sólidas de conocimiento y sensibilidad poética. Habla del homosexual como si hablara de sí mismo, conociéndolo a fondo, protegiéndolo; explica que hubo un tiempo en que el homosexual se buscaba a sí mismo en el cuerpo del otro sin prestar atención a la fisionomía de sus genitales. Se trataba de personas que buscando el amor lo encontraban en un reflejo visible en alguien más.

El hombre amó entonces al hombre -en su biológica- y la mujer a la mujer. Ese encuentro íntimo, esa búsqueda individual gano gradualmente complejidad, al profundizarse y significar un punto esencial para la conformación social, pasó a importarle a los espectadores, a los que quedaban fuera de la comunidad que comenzó siendo casi una tribu: los homosexuales llamaron la atención y perdieron poco a poco sus primeras intenciones. Ya no eran la mitad que les faltaba lo que intentarían conseguir; aceptarían para siempre ser seres incompletos con tal de que otros los aceptarán como lo que fuera.

De ese conformismo emanaría su comportamiento característico en la sociedad norteamericana: primero timidez y luego agresión, sin puntos medios. El tránsito de una aporía a otra facilita el registro histórico, el eterno viaje de un extremo a otro sería entonces la gran revelación ofrecida por Vidal.

           El andrógino devenido en Sísifo. He ahí la clave con la que según Vidal entenderemos a la comunidad homosexual norteamericano. Examinémoslo con calma. Terminaremos por concederle la razón.

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